Se trata de una emprendedora social, que inició su labor de ayuda a los necesitados desde que tenía ocho años. Esta vocación ha guiado su carrera de más de 20 años, en la que desde distintas posiciones ocupadas en el sector público y en el sector privado, ha procurado mantener su vinculación con sectores desatendidos, mediante el desarrollo y la coordinación de distintos programas para apoyarlos.

Claudia Valladares es Ingeniero en Sistemas, egresada e la Universidad Metropolitana en Caracas. Sólo unos meses después de haber recibido este título universitario, en enero de 1992, viajó a Guadalajara, México a trabajar en el “Programa Compartamos”, que ayudó a diseñar y a desarrollar, para apoyar a una comunidad indígena de 200 familias nativas de Oaxaca, que se ubicaron en un barrio muy pobre, a orillas del ferrocarril. A estas personas ofrecieron cursos de español y de manualidades. También participó en misiones para llevar alimentos y ropa a otras comunidades de bajos recursos en ese país.

Relata, que ésta no fue su primera experiencia en atención social. A los ocho de años, sin tener la edad requerida, pidió a las religiosas del colegio en el que estudió, que la incorporaran a las misiones que ayudaban a la comunidad indígena de Cavanayen en la Gran Sabana. Estudiantes de este colegio a partir de los 12 años, acudían a llevar ropa, comida, medicinas y juguetes a estas personas. “Yo era como la mascota, porque realmente yo era la chiquita. Desde esa época iba yo a misiones todos los años”, dice.

Al regresar a Venezuela de México, Valladares continuó trabajando con la Organización No Gubernamental Gente Nueva y se desempeñó como Directora Nacional del Programa Compartamos, mediante el cual fueron asistidas más de 5.000 familias en diversos estados del país.

En 1994 inicia su actividad en el sector público como Gerente Nacional de Administración de Inmuebles del Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI). Una responsabilidad que Claudia Valladares califica como un “súper reto”, debido a la corta edad que tenía cuando lo asumió. “Fue un trabajo increíble de muchísimas satisfacciones, ver como se le puede cambiar la vida a la gente simplemente con darle la oportunidad de acceso a una vivienda”, dice.

Luego de tres años desarrollando esta actividad, aplicó en el programa Gran Mariscal de Ayacucho y obtuvo la oportunidad de cursar una maestría en administración de negocios (MBA), en The Loyola University of Chicago, en los Estados Unidos.

Regresó a Venezuela con la intención de dedicarse al área de microfinanzas, una inquietud que mantuvo desde la época en la que trabajó en el programa Compartamos, preparando a las personas para que fueran capaces de formar sus propias empresas. “Siempre dije, esa es una vía bellísima y muy importante, que las personas puedan empoderarse, que las personas encuentren una forma de vivir y salir de la pobreza, por sus propios medios, por su propio esfuerzo y por su propio talento, y quise seguir por esa vía”, relata.

A partir de ese momento se unió a cuatro amigos con quienes inició un proyecto para crear un banco de microfinanzas en el país. Para esto, en 1999 viajó a Bolivia a recibir un entrenamiento en microfinanzas. Sin embargo, al regresar a Venezuela se anunció la creación de dos instituciones financieras públicas para atender los requerimientos de microfinanzas y su proyecto no logró desarrollarse.

Ese mismo año, Claudia Valladares se desempeñó como Consultora del Programa de Rehabilitación de Barrios y Viviendas de Interés Social, adelantado por el Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI). Participó en la atención a 240 familias en una comunidad de escasos recursos en Puerto Ordaz, Estado Bolívar.

Relata que el hecho de que no se concretara su proyecto para crear un banco de microfinanzas la entristeció, pero sólo dos meses después recibió una oferta de Citibank Venezuela para adelantar un prorama desde el país para toda Latinoamérica destinado a desarrollar la estrategia de ventas y mercadeo de las Tesorerías de toda la región.

Tres años y medio después fue trasladada por CitiGroup a Nueva York para ocupar la posición de Vice President –Emerging Markets Sales & Trading – Latin America. Desde aquí realizó actividades con 23 países de la región.

Luego de ocho años en este grupo, y manteniendo el interés en las microfinanzas, Claudia Valladares decidió “seguir creciendo profesionalmente” y ubicar una posición en el área que le apasionaba.

Es así como decide regresar a Venezuela a ocupar la Vicepresidencia de Banca Comunitaria de Banesco Banco Universal a partir de 2006. Fue la primera coordinadora de esta idea que ya tenía la institución financiera cuando ella llegó. “Esto es lo que yo quiero hacer y si es en Venezuela mejor porque yo siempre he querido trabajar por Venezuela”, dijo en ese momento a quienes cuestionaron que cambiara su empleo en Nueva York.

Valladares diseñó, creó y dirigió la unidad de Microfinanzas de esta institución. Supervisó la apertura de 25 agencias comunitarias y una red de 241 corresponsales no bancarios. Llegó a contar con un equipo de 620 personas y que lograron la atención de cerca de 300 mil ciudadanos. “Yo recluté desde el primer empleado hasta el último, mientras estuve allí, escogí dónde iban abrirse las agencias, definimos nuevos productos”, afirma.

Durante siete años y siete meses Claudia Valladares ocupó esta posición. “Fue un trabajo súper retador, lleno de muchísimos frutos y de muchísimos logros y éxitos, pero principalmente saber cómo se puede transformar la vida de tantas personas. En lo que más me empeñé fue en medir el impacto social del microcrédito en las familias, en el individuo, en el empresario y en las comunidades que atendimos”, dice.

Al sentir que ya había cumplido la tarea al frente de esta unidad en el país, decidió iniciar un nuevo proyecto: Fundar el Impact Hub Caracas, un espacio para el intercambio de ideas, el encuentro, y el aprendizaje. Entre sus propósitos está apoyar y orientar a aprendedores, promover la innovación y lograr un impacto positivo en la sociedad. La apertura se realizó en el mes de mayo de este año.

En el mundo operan más de 60 Impact Hubs, que forman una red de 9.000 personas.

“Cuando yo me enteré que el Impact existía, me enamoré de la idea porque yo creo profundamente en el emprendimiento social, yo creo que es una manera de aportar soluciones a los problemas que tienen nuestras sociedades, y creo que usar el talento de los emprendedores, la creatividad y la innovación de los emprendedores aportar ideas que lo único que hacen es resolver problemas (…) es maravilloso”.

En este momento Claudia Valladares se propone continuar desarrollando una serie de proyectos en el Impact Hub Caracas, un espacio que ya alberga a 56 emprendedores que lo utilizan para trabajar.

También está participando en el Impact Hub global, desarrollando una estrategia para medir su impacto, y  fue seleccionada para  ser asociada y apoyar a los Impact Hub de África.

“Yo me considero muy afortunada, estoy muy feliz Gracias a Dios, y todo eso me lleva a dar más, yo siempre siento un gran compromiso, una gran responsabilidad de dar de vuelta. Creo que de ahí viene este compromiso que tengo, que además está ligado directamente a mi pasión. Para mi no es un esfuerzo, para mi es algo natural para mi es muy rico trabajar en lo que me hace feliz, para mi el trabajo no es trabajo, no se convierte en trabajo porque lo haría aunque nadie me pagara nada”, afirma la emprendedora social.

Actualidad Laboral/Jessica Morales