Esta semana, el Presidente Obama cementó relaciones en los dos extremos de Latinoamérica. En su histórica visita a Cuba iba acompañado de unos 300 empresarios, y los anuncios de carácter económico que se filtraron, incluían el inicio de los cruceros Carnival, la apertura de hoteles Starwood, operadora de cadenas como Sheraton, Westin, Meridien, etc., la operación de más de 30 vuelos diarios desde EEUU a partir de Mayo, y la virtual libre convertibilidad con el dólar. Los mismos empresarios acompañaron al Presidente viajero a una remozada Argentina, donde la mayor queja de la prensa local era que en esos días “solamente” se habían concretado $ 2,300 millones de nueva inversión extranjera directa.

Mientras eso sucedía, aquí en el conuco de Nicolás, la noticia económica de mayor envergadura, en una semana en que el asueto solo sirvió para que los atribulados habitantes del mismo incrementaran el tamaño de las colas, se limitó a subrayar una total ausencia de inversión extranjera. En efecto, el titular de El Universal: “SIEX [Superintendencia de Inversiones Extrajeras] estima registrar 12 inversiones extranjeras en 2016” intentaba sin éxito ponerle una cara optimista a una realidad devastadora.

Adentrándose en la nota, uno ve que el presupuesto del SIEX para 2016 es de la ridícula suma de Bs 58 millones. Acto seguido entiende porqué: La Ley habilitante, que produjo esa ráfaga de desaciertos el 30 de diciembre próximo pasado, contempla la eliminación del SIEX. Un paso más en la destrucción institucional del país que ya arrasó con el Ministerio del Ambiente, la meritocracia petrolera, la independencia del BCV, TSJ, CNE, INCE, Seguro Social, y un largo etcétera.

Tratando de abultar cifras para ponerle buena cara al mal tiempo, el moribundo SIEX contabiliza la suma de $ 113 millones invertidos en 2015, pero, ¡ojo!, de esos $ 81 millones son por capitalización de superávit y acreencias, y tan solo la mísera suma de $ 32 millones son de inversión extranjera directa. Resulta difícil encontrar un país en el mundo que haya captado menor inversión extranjera que esa en todo un año. Tal vez Corea del Norte y quien sabe, ¿las Islas Galápagos?

Ahora bien, con la disonancia cognitiva que impera en casi todos los pronunciamientos del gobierno, la verdad probablemente es mucho peor que lo reportado. Si sumamos la desinversión que se está produciendo por diversas vías por parte de inversionistas extranjeros en el país, con toda seguridad encontraremos que la cifra es abultadamente negativa. ¡Pobre Venezuela!

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

@aconcheso