A continuación algunos consejos para salir airoso en la era de las conferencias de negocios online. Seguro que tú, paciente lector, puedes añadir alguno más.


¿Qué hacer? Lo primero comprueba que funciona. Si no funciona parecerá que no sabes manejar la técnica y provocarás en tu interlocutor una sensación de Parque Jurásico VI. ¿Cuál de todas es tu favorita? Esta semana tuve una conferencia con la Consejera Delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa y su equipo, y no conseguí conectarme por Skype (en mi defensa diré que las llamadas a corporaciones tienen unos códigos de seguridad fijados que complican y mucho la conexión). Comprobar el micrófono también es útil. Recuerda que si tu internet en casa corre a menos de 20 megabits por segundo se te verá pixelado. Un argumento pixelado es mejor argumento. Si sales pixelado es mejor no salir y poner una foto. Si tienes que poner una foto es mejor que pongas la foto del WhatsApp, yo no la iría cambiando según tu estado de ánimo. Es una llamada de trabajo, no un perfil de Tinder.


Piensa qué ponerte. Si te vistes para salir a cenar tienes que vestirte también para teletrabajar. Cómo te vistes en casa dice también quién eres. Es cierto que puede haber un cierto relajo informal pero tampoco excesivo. Si piensas que vestirse para teletrabajar puede suponer que has perdido la libertad de ir en tu casa como quieras, no exageres. Cuando cuelgues te vuelves a enfundar el short o la bata de casa. Si eres usuario de Mac puedes revisar como saldrás con Photo Booth, si eres de Windows tienes la mismas posibilidades pero con la autocámara.


Si me admites un pequeño consejo sobre como vestirte, intenta ser neutral, no llamar la atención. Los presentadores de los noticieros (algunos de los que presentan la información meteorológica se saltan con frecuencia esta norma) no pueden hacerse ver más que la noticia que cuentan. Es lo mismo.


Si tienes que poner una foto es mejor la del WhatsApp, yo no la iría cambiando según tu estado de ánimo. Es una llamada de trabajo, no un perfil de Tinder


Revisa el marco sobre el que se te verá. Cuida el fondo. Tampoco lo falsees. Si no te apetece que tus compañeros vean tu colección de Caramelos Pez, una fotografía personal, o tu colección de botellas vacías de whisky de Malta, dale una pensada. Como recomendación, una biblioteca siempre es socorrida, proyecta una imagen hogareña e intelectual. Mucha atención a la intimidad de la familia. Tu familia no tiene porqué ver expuesta su intimidad a tu agenda virtual. Si no tienes claro como protegerles, pregunta si les importa que salga esto o aquello. Te dirán que no, y quedarás como un gentleman 3.0.


Cierra el micrófono. En conferencias de grupo apaga el micrófono. Si no lo haces cada vez que te muevas o tu hijo corra por el salón, el programa puede ponerte en primer plano. No te conviene interrumpir al jefe porque tu perro ladre.


Comparte el orden del día para la reunión. Una conferencia corta es mejor que una larga. Lo mismo que en la oficina wifi mediante.


Limita el número de videollamadas. Que la técnica nos permita hacerlas no significa que no haya otra manera de trabajar o que estemos siempre disponibles. Recuerda que hay cosas que se pueden solucionar con una llamada de teléfono, para las que no hace falta verse. Voy más allá, la llamada a tres o cuatro es, en ocasiones, mucho mejor que la videollamada.


¿Qué no hacer? No compartas tus pantallazos en grupo. No te aconsejo colgar el pantallazo de todo el equipo conectado para alardear de que tu empresa es digital. Ya no se lleva y tampoco le has pedido a tus compañeros permiso para hacerlo. Está demodé.


No presumas de casa. No enseñes lo que puede provocar en otros envidia. Un Skype en tu piscina puede granjearte que seas objeto de vudú virtual.


Las videollamadas no se llevan bien con la jerarquía. No hace falta que monopolices el tiempo solo para demostrar que eres el jefe. Escuchar es la mejor técnica.


Si te apetece profundizar en la sociología del trabajo en casa. Amazon aún reparte, aunque con retraso, puedes investigar en el libro There is no place to work like home de Elaine Quinn. Es de 2011 pero aunque la revolución digital ha avanzado mucho, tiene consejos vigentes.


Actualidad Laboral / Con información de El Español / Andrés Rodríguez