Ha llegado un nuevo jefe al equipo y comienzan a proliferar los rumores: quién es, cuáles son sus objetivos, qué cambios quiere realizar... Toda la plantilla se prepara para darle la bienvenida y sin poder evitarlo se abre la caja de pandora en la oficina: surgen los miedos de algunos empleados, mientras que otros planean su estrategia para acercarse al nuevo responsable de la forma más rápida posible y ganarse su confianza.

Quizá acertaste en tus cábalas y ha llegado alguien que esperabas o, por el contrario, han nombrado a una persona que no figuraba en ninguna lista. En cualquier caso, debes estar preparado para identificar las actitudes que a partir de ahora van a tomar tus colegas de trabajo, desde el pelota, que no se despegará del nuevo jefe, hasta el rebelde, que lo cuestionará todo. Jorge Cagigas, socio fundador de Epicteles, explica que hay que entender que "nadie se comporta igual con todos los jefes ni en todas las situaciones. Se deben tener en cuenta las circunstancias de cada uno".

Fernando del Valle, profesor de recursos humanos de EAE, diferencia dos grandes grupos. Por una parte, están aquellos que temen perder la posición que habían alcanzado con el anterior jefe, la complicidad que habían logrado y la libertad que disfrutaban. En este grupo tendrás que hacer frente al chivato y al estratega, que quieren caer bien desde el primer momento. Aquí también te encontrarás con el favorito del anterior responsable. Es probable que le cueste adaptarse a la nueva situación, pero si cuenta con unos conocimientos amplios, seguramente se convertirá en la mano derecha del recién llegado. Por otro lado, aparecen los que aprecian este cambio como una oportunidad y esperan un mayor reconocimiento. Hay que tener cuidado con los de primer grupo, ya que te pueden pisar. "El vago o el favorito tomarán la iniciativa antes y serán los primeros que entren al despacho del jefe", comenta Valle.

José María Gasalla, profesor de Deusto, diferencia entre los empleados gallina, que son asustadizos; los ardilla, aquellos que recopilan mucha información; los que ejercen de hormigas y prefieren ir poco a poco; los oso, que son poderosos dentro del equipo y; los elefante, es decir, los veteranos que están acomodados y mantienen la calma.

La clave para sobrevivir a esta fauna y posicionarse bien en el nuevo equipo es investigar sobre quién es el nuevo jefe: si ya formaba parte de la empresa, qué trayectoria tiene, cuáles son sus puntos débiles y qué puede necesitar de ti, para así responder mejor a sus expectativas. "Todos tus compañeros van a intentar influir para que el alto cargo tenga una buena imagen de ellos. En este contexto, si trabajas en equipo, asumes riesgos y muestras una actitud positiva irás por el buen camino", apunta José Manuel Casado, socio fundador de 2.C Consulting, quien añade que es necesario identificar qué tipo de profesional es el nuevo jefe. Por ejemplo, si le gusta la planificación, tendrás que reforzar tus habilidades para diseñar proyectos. En cambio, si prefiere actuar de forma rápida, tendrás que detectar bien sus objetivos. "Lo que siempre busca un jefe son empleados orientados a resultados, es decir, que sean prácticos y eficientes; resolutivos, que terminen bien los trabajos; y colaborativos, que sepan actuar en grupo. Sólo los que asuman estos roles permanecerán en el equipo".

Los personajes de la oficina

El pelota, que rápidamente se postula para proyectos en los que sabe que se va a lucir, pero que desaparece cuando surge una situación que no controla; el tímido, que puede parecer retraído por una cuestión de autoestima, pero muchas veces se trata de un mecanismo para ser cauto, analizar la situación y saber cómo actuar; el rebelde, es quejica y no le interesa arriesgarse, quiere crear polémica y diferenciarse del resto; y, por último, el profesional, que se conoce muy bien a sí mismo, maneja su entorno y sabe cómo relacionarse con cada miembro del equipo. Según Elena Sánchez, experta en talento y gestión del cambio organizacional, esos son los cuatro tipos de roles más habituales que se dan en una oficina ante un momento de incertidumbre, como lo es la llegada de un nuevo jefe. "Sin duda, el que más contribuye al equipo es el profesional y es al que los empleados se deben acercar. Aunque al principio le puede decir al jefe cosas que no quiere escuchar, al final es el que más aporta", comenta Sánchez. Por su parte, Fernando del Valle de EAE, profesor de recursos humanos, aconseja identificar los perfiles más negativos y alejarse de ellos. De lo contrario, será muy difícil ganarse la confianza del nuevo responsable. Los más tóxicos son los 'flojos', que se han quedado apartados del departamento y viven de las rentas; los problemáticos, que siempre buscan ayuda para solventar sus errores; y el que piensa que todo lo hace bien.

Actualidad Laboral / Con información de Expansión