Un primo muy querido me dijo esta semana que los seres humanos "tendemos a confundir dos verbos: existir y vivir. Según Tito (así le llamamos en casa de cariño) "en nuestra condición humana siempre estamos determinados a existir y nos olvidamos de vivir cada uno a su manera".

Cuando escuché esta reflexión me vino de inmediato a la mente el nuevo esquema de distribución de la riqueza previsto en la Lottt.

Según la Lottt: "la riqueza es un producto social generado principalmente por los trabajadores y las trabajadoras y por tanto se establece que su justa distribución debe garantizar una vida digna junto a sus familias". Para ello, la Lottt otorga al Estado la responsabilidad de proteger el salario, así como proteger y fortalecer el ingreso familiar, en corresponsabilidad con la sociedad y las organizaciones del Poder Popular, otorgando al Ejecutivo nacional la potestad de decretar aumentos salariales, realizando amplias consultas y conociendo las opiniones de las distintas organizaciones sociales e instituciones en materia socioeconómica.

Asimismo, la Lottt prohíbe el cobro de comisiones bancarias a cuentas de nómina y el establecimiento de condiciones para la apertura y mantenimiento de este tipo de cuentas.

En la Lottt se eleva a treinta días de salario el pago mínimo por concepto de utilidades, y se recoge el mandato constitucional de establecer el derecho de los trabajadores y trabajadoras a prestaciones sociales que le recompensen la antigüedad en el servicio y los ampare en caso de cesantía, calculadas con base en el último salario devengado por el trabajador o trabajadora al finalizar la relación laboral.  Se establece por tanto la noción de garantía de las prestaciones sociales, que es o bien el crédito que realiza el patrono o la patrona en la contabilidad de la entidad de trabajo o bien el depósito en el fideicomiso individual o en el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales a nombre del trabajador o trabajadora.

Finalmente, la Lottt otorga privilegio absoluto a los créditos adeudados a los trabajadores o las trabajadoras sobre cualquier otra deuda del patrono o patrona, incluyendo los créditos hipotecarios y prendarios.

En fin, la Lottt al establecer un nuevo orden de distribución de la riqueza está tratando de hacer que los trabajadores no sólo existan, sino que vivan en las mejores condiciones. Sin embargo, y aunque el objetivo es muy loable y compartible, la problemática radica en definir adecuadamente que se entiende por "justa", por "distribución" y  por "riqueza".

En mi opinión, no hay nada más injusto que repartir a unos la riqueza generada por otros. Ese es uno de los problemas que la humanidad no ha podido resolver a lo largo de la historia y que consiste en lograr una verdadera justicia, tal y como la definía de manera muy sencilla Ulpiano en la antigua Roma: "Justicia es dar a cada quien lo que le corresponde".

Juan Carlos Varela / Abogado

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