Esta semana nos sorprendió una noticia. Al parecer una empresa del mercado automotriz empezará a vender sus vehículos en dólares de Estados Unidos de América.

Les confieso que cuando leí la noticia mi alma se lleno de alegría. No porque me pudiese comprar un carro a un precio estratosférico en una moneda que no se consigue, sino por la posibilidad de que ese cambio signifique una apertura de la economía venezolana.

La realidad es que siempre me pareció muy injusto con Simón Bolívar que su insigne apellido fuese objeto de continuas devaluaciones y burlas. No soy economista, pero desde que tengo trabajo me parecía absurdo que si Pdvsa vendía el producto que le pertenece a todos los venezolanos en dólares a nosotros nos diesen nuestro dinero en bolívares.

Es decir, con todos los venezolanos han jugado el típico jueguito de cambiar espejitos por oro. Les explico mi punto de vista:

Según las cifras presentadas por Pdvsa en su informe anual, esa empresa vendió nuestro petróleo y ganó en el año 2014 la cantidad de doscientos treinta mil millones de dólares. Con el juego de los espejitos, el Gobierno imprimió bolívares para inyectarlos a la economía y supuestamente entregarles esos dólares a sus dueños, que somos todos los venezolanos.

Sin embargo, la verdad es que los dólares se los llevaron otros y nosotros nos quedamos con unos billetes de monopolio que no valen nada. Porque no nos alcanzan o no tenemos productos que comprar con ellos.

Nunca he entendido porqué el Gobierno tiene que cambiar los dólares de las ventas de Pdvsa y darnos unos bolívares que nadie quiere porque cada vez están mas devaluados.

Mi propuesta sería que el dinero que entre de Pdvsa en dólares se distribuya directamente en dólares a todos los habitantes del país. Que se elimine el bolívar como moneda oficial para no seguir mancillando el nombre del Libertador.

Con esta solución se acabaría la inflación, la corrupción y la especulación y los venezolanos no seguiríamos empobreciéndonos cada día con cada devaluación.

Países como Ecuador, Panamá, e incluso Cuba, aceptan al dólar como la moneda oficial. Ya llegó el momento de que Venezuela haga lo propio.

No dejemos que continúen cambiándonos espejitos por pepitas de oro. Despertemos de este juego cazabobos. Venezuela cambió para siempre.

Juan Carlos Varela / Abogado

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