Como de costumbre, en la víspera del 1 de mayo de 2014, el presidente de la República, Nicolás Maduro, anunciaba un nuevo incremento del salario mínimo (SM). Esta vez el porcentaje se fijó en 30%, ubicando su monto nominal en Bs. 4.251/mes. Esta política pública impulsada fundamentalmente desde el Gobierno Revolucionario (1999-actual), especialmente y con más fuerza desde el año 2005, ha sido, conjuntamente con estabilidad laboral, la más importante en materia de relaciones laborales.

En general, los actores del mundo del trabajo: empresarios, trabajadores y el propio Gobierno, han venido asumiendo, desde nuestro entender, una actitud muy pasiva, convirtiendo lo “anormal” en “normal”. En principio, para calibrar la dimensión del problema, tenemos que caer en cuenta que cinco incrementos del SM en un año y dieciocho en nueve años (2005-2014) no puede considerarse como algo “normal”, en todo caso estas decisiones que tienen un alto impacto en el mercado de trabajo, denotan que nuestra economía está realmente enferma y que requiere un tratamiento especial, dejando de lado la improvisación. Lo que sorprende es que la discusión en torno al último anuncio, nuevamente definido sin un proceso lógico de concertación y diálogo, se ha centrado en el porcentaje de incremento, es decir, el efecto, dejando de lado la verdadera causa, el alto costo de vida y los bajos niveles de productividad.

El reflejo directo de dejar de lado a la productividad como la variable más importante a la hora de decidir sobre un incremento del SM, es el “achatamiento” de las estructuras salariales, que no es otra cosa que la incapacidad de los empleadores (públicos y privados) de absorber estos incrementos ampliándolos a todos los niveles, en conclusión, el SM se ha convertido en un gran “igualador negativo” concentrando a gran cantidad de trabajadores alrededor de este monto; y “ni hablar” de cómo afecta a los trabajadores informales (42% de la población económicamente activa), a los desempleados y a la pequeña y mediana industria e, incluso, a los trabajadores de la Administración Pública que se enfrentan a un solapamiento de sus escalas vigentes.

Un tema clave asociado a los incrementos del SM tiene que ver con la relatividad de los montos, poco hacemos analizándolos en términos nominales, lo que interesa es un análisis de la capacidad de compra del SM en términos reales. En este sentido, el gobierno ha tratado de vender a la opinión pública la “competitividad” del SM en Venezuela, comparándolo con el de otros países de América Latina”, expresiones tales como “el SM en Venezuela es el más alto de la región” se repiten hasta el cansancio, aún cuando esto tiene poco o nada de verdad. Al dolarizar el SM a la Tasa Oficial (Bs 6,30) el monto en dólares resulta muy alto si se le contrasta con lo que resultaría de realizar el cálculo a la nueva tasa oficial (de mercado) definida en el SICAD II (BsF 50/&).

En ambos casos los montos de este último aumento (Bs. 4.251) serían de $ 675 y $85, respectivamente. El dilema está en la realidad en la que cada uno de los ciudadanos nos movemos cuando transamos bienes y servicios. En definitiva ¿cuál es la capacidad de compra del salario? La respuesta es relativa, depende del costo de la Canasta Básica, pero ¿cuál utilizamos como la referencia real, el costo oficial o el no oficial? En este juego perverso no hay una sola verdad, ésta es más o menos verdad dependiendo de donde nos ubiquemos, nuevamente dos países, dos lecturas pero un solo diagnóstico: estamos frente a una crisis económica sin precedentes en la que debemos centrarnos en las causas que la originan, más que los síntomas que la ponen en evidencia, la discusión sobre el SM es mucho más profunda de lo que parece.

 Algunos datos:

  • El ajuste del SM se ha relacionado directamente índice de inflación, a esta práctica se le conoce como indexación salarial: durante el período 2005-2014, el promedio de la inflación y del incremento del SM es el mismo: 27%

  • El último incremento (30%) es el más alto del período (2005-2014) igualando el de 2004.

  • Dieciocho (18) incrementos del SM en los últimos nueve años (2005-2004) a los que se suman dieciséis (16) incrementos entre 1974 y 2005 (31 años)

  • Entre los años 2005 y 2014 el monto promedio del SM es de $347 (dólar oficial).

  • El último incremento equivale a $675 (Tasa Oficial de 6,3) ó a $ 85 (Tasa oficial SICAD II de Bs50 / $)


Josué Bonilla García / Industriólogo