Durante la última década, un gran número de estudios han demostrado que nuestro rendimiento laboral cae en picada cuando trabajamos por períodos prolongados de tiempo sin descanso.

Sabemos que los empleados con exceso de trabajo son propensos a tener súbitos cambios de humor, tomar decisiones impulsivas y sufrir de falta de concentración. También son más propensos a arremeter contra desaires y les cuesta sentir empatía con sus colegas. Peor aún, son propensos a la negatividad –y esa negatividad es contagiosa.

“Sin embargo, en una empresa estadounidense promedio, 4 de cada 10 empleados (incluyendo aquellos en puestos gerenciales), se perderán su periodo de vacaciones este año” afirma Ron Friedman en su artículo publicado por Harvard Business Review.

Hay muchas razones para creer que el costo del inevitable agotamiento físico y mental es exponencial cuando su víctima es un gerente. No solo porque el estado de ánimo y la toma de decisiones de un gerente afectan a más personas, sino porque cuando un jefe opta por renunciar a sus vacaciones, se inicia un efecto dominó que da lugar a normas culturales.

Como Friedman describe en un nuevo libro sobre la ciencia de generar un gran clima laboral, la cultura organizacional tiene poco que ver con la misión o visión de la empresa. Está determinada por el comportamiento de los de arriba.

Como seres humanos, hemos evolucionado para imitar a los que nos rodean, especialmente aquellos de mayor estatus. Los miembros de menor estatus de un grupo a menudo copian el comportamiento de los que están en posiciones de liderazgo, ya que los ayuda a alinearse con las personas que tienen más influencia en el grupo. Los mejores jefes saben que como líderes, sus acciones influyen en el comportamiento de todos a su alrededor.

Cuando los jefes renuncian a sus días de vacaciones, esa decisión no solo los coloca de lleno en el camino hacia el agotamiento, también genera una presión tácita para que todo el mundo en su equipo haga lo mismo. Además, ignorar la necesidad del cuerpo de descansar no solo es una mala estrategia a largo plazo, también viene con un considerable costo de oportunidad.

Ahora se tiene evidencia convincente de que la oportunidad de recargar energías durante las vacaciones nos permite regresar al trabajo con mayor atención, claridad mental e inspiración. Un buen ejemplo de esto es el tiempo de reacción –una medida simple que indica la rapidez con que aprendemos nueva información. Una investigación encargada por la NASA encontró que después de solo unos días de vacaciones, el tiempo de reacción de la gente crece un asombroso 80%.

Los estudios sobre la creatividad han encontrado que pasar tiempo al aire libre y viajar a un país extranjero –dos actividades que la gente por lo general realiza cuando se va de vacaciones– son algunas de las formas más efectivas de encontrar nuevas perspectivas y soluciones creativas. En pocas palabras, es mucho más probable que usted tenga una idea revolucionaria mientras descansa en una playa paradisiaca que estando en su escritorio de la oficina.

Las vacaciones no solo son una bendición para nuestra forma de pensar; también fomentan una mayor satisfacción con la vida. El año pasado, Gallup publicó un revelador estudio que muestra que la frecuencia con que usted toma vacaciones es un mejor indicador sobre su bienestar que la cantidad de dinero que gana. De hecho, según los datos de Gallup, una persona que sale de vacaciones de forma habitual y gana US$ 24,000 al año, por lo general es más feliz que alguien que sale poco de vacaciones y gana cinco veces más.

Y ese elevado bienestar impacta más que solo el estado de ánimo de las personas. También influye en su forma de pensar acerca de sus puestos de trabajo. Según una encuesta de Nielsen, más del 70% de los habituales vacacionistas están satisfechos con su trabajo. ¿Pero aquellos que no toman sus vacaciones? Solo un 46% está satisfecho.

Entonces, ¿por qué las vacaciones tienen un impacto tan grande? En parte, este tiempo permite desconectarse del estrés laboral y reponer la energía mental y física. Pero los psicólogos creen que hay más beneficios que solo la recuperación. Las vacaciones nos dan la oportunidad de participar en experiencias autónomas y nos permiten compartir de un tiempo ininterrumpido con seres queridos y amigos cercanos. También nos permiten fortalecer nuestra competencia en pasatiempos que apreciamos. En otras palabras, unas buenas vacaciones nos dan lo que buscamos desesperadamente en nuestro trabajo –experiencias que llenan de energía y satisfacen nuestras necesidades psicológicas básicas y humanas.

Teniendo en cuenta todos los beneficios de las vacaciones, tal vez es hora de que empecemos a ver los días de descanso no utilizados como una valiosa métrica –una que refleje una verdadera cultura de trabajo saludable. ¿Cómo revertir la tendencia de los días de vacaciones no utilizados? ¿Cómo logramos que más gente se sienta bien acerca de tomar vacaciones cuando claramente la empresa se beneficia del hecho que ellos las tomen? Alentar a los gerentes que hagan lo correcto cuando se trata de vacaciones y educar a los empleados sobre los beneficios del tiempo libre es un buen comienzo, pero es poco probable que sea suficiente –no cuando las recientes crisis económicas han llevado a muchos trabajadores a evitar parecer reemplazables, incluso si es solo por unos pocos días.

Para aquellos que toman muy en serio que sus empleados se vayan de vacaciones, un enfoque más prometedor consiste en ofrecer un incentivo económico que premie el hecho de tomarse ese tiempo libre. Es una táctica que está ganando fuerza en un número creciente de empresas. RAND Corporation, por ejemplo, ya no paga el salario regular a sus empleados mientras están de vacaciones, sino paga el 50% más. La Asociación de Viajes de Estados Unidos ha creado una rifa interna por un valor de US$ 500. Para poder participar, los empleados tienen que hacer solo una cosa: haber usado todos sus días de vacaciones el año anterior.

Luego está el Rolls Royce de las políticas a favor de vacaciones, proporcionado por FullContact. La compañía de software de Denver ha puesto en marcha un programa que paga US$ 7,500 a sus empleados para que lleven a la familia de vacaciones. La única condición es que no hagan ningún tipo de trabajo durante su tiempo libre.

Si está disfrutando de unas vacaciones patrocinadas por FullContact y lo pillan abriendo un solo correo electrónico del trabajo, usted estará obligado a devolver hasta el último centavo. (Como resultado, el número de solicitudes de empleo en FullContact han aumentado y las renuncias se han reducido.)

Lo destacado de estas políticas no es su generosidad, sino que son una clara evidencia de que las empresas están alentando seriamente a los empleados a reponer su energía mental para que puedan seguir desempeñándose de la mejor manera.

Vivimos en una época en que las vacaciones y las experiencias de recuperación que ellas ofrecen ya no son un lujo. Son esenciales para nuestro compromiso, rendimiento y creatividad.

Actualidad Laboral / Con información de Gestión Perú