Decía el finado Alberto Quirós Corradi, en el prólogo que hizo del libro de su colega y amigo Gustavo Coronel (1995) titulado Una Perspectiva Gerencial de la Corporacion Venezolana de Guayana: La Visión, los Desastres y las Soluciones[1], que la CVG ¨fue un sueño de desarrollo que nació en dictadura, dio sus primeros pasos al inicio de la democracia y se convirtió en una pesadilla, justo cuando nuestro sistema de Gobierno comenzó a recibir más recursos de los que sabiamente podría administrar¨.

Bajo la dirección de Rafael Alfonzo Ravard, entre 1959 y 1974, se estableció una clara visión y se llevó a cabo la primera ejecución de un polo de desarrollo regional combinado con un centro urbano planificado, Ciudad Guayana. Se delinearon los objetivos esenciales del Programa de Guayana, consistentes en el estudio de los recursos de la región, el aprovechamiento hidroeléctrico del Rio Caroní, la promoción del desarrollo industrial y la construcción de una ciudad que sirviese de apoyo al desarrollo industrial. Ese ese mismo período nació Edelca, la estrella más brillante  del nuevo conglomerado industrial.

Entre 1974 y 1983, la CVG ya poseía varias empresas industriales (Alcasa, Sidor, Bauxiven, Ferrominera, Interalumina, Venalum), y los presidentes de CVG Matriz Argenis Gamboa y, luego, Andrés Sucre, fueron gente sensata y valiosa que impulsó el crecimiento de las empresas en esta etapa, a pesar de algunas decisiones gerenciales controversiales tales como, por ejemplo, la que se tomó alineada a las aspiraciones de CAP en cuanto a quintuplicar la producción de acero,  es decir, llevar a Sidor a producir unos cinco millones de toneladas de acero al año los cual implicó pérdidas operativas de dicha empresa en el orden de los $400 millones.

En la etapa de Leopoldo Sucre Figarella, entre 1984 y 1993, la CVG alcanzó su mayor tasa de crecimiento aparejada, lamentablemente, a un alto grado de desorden administrativo y endeudamiento (Coronel, 1995). La CVG se desvió de su misión original y se convirtió, también, en una empresa de servicios públicos y de obras públicas. Aunque en esta etapa crecieron las empresas del aluminio, su tasa de expansión fue poco prudente y las inversiones se les fueron de las manos.

Leopoldo Sucre Figarella se constituyó en un poderoso creador de infraestructura regional lo cual, desde luego, tuvo un gran impacto en la región; sin embargo, lo hizo a costa de descapitalizar algunas de las empresas de la CVG. El ejemplo más notable de ello fue el bellísimo puente Angosturita construido entre Puerto Ordaz y San Félix, el cual  fue financiado con el dinero de Ferrominera, para bien de las ciudades pero en perjuicio de esta empresa. La gerencia de Sucre Figarella permitió mucho desorden y corrupción, como lo demostró el Informe Espinoza. Este Informe, elaborado en 1987, criticó fuertemente el desempeño de gerentes de primer nivel de esa época. El ministro Sucre Figarella, al ser interpelado ante el Congreso Nacional dijo, sin empacho alguno, que “había roto su copia del Informe”. Nadie fue penalizado por esa situación.

Entre 1994 y 1998, los presidentes de la CVG y sus empresas dieron cuenta de que la corporación había fracasado como megaproyecto industrial en manos del Estado y pervertido su rol de agente del desarrollo regional. Algunas de las razones esgrimidas por el directorio de la corporación acerca este estruendoso fracaso fueron: (a) la ineficiencia característica de las empresas del Estado; (b) la incompetencia gerencial o, peor aún, la corrupción gerencial; (c) la bajísima productividad de un sector laboral fuertemente politizado; (d) una estrategia de inversión criminalmente errada por parte del Estado; (e) proyectos gigantescos generalmente con bases económicas débiles y con una mediocre ejecución física.

A partir de 1999 hasta la fecha, los presidentes de CVG y sus empresas filiales (salvo algunas excepciones de personajes que permanecieron en sus cargos durante los primeros años de la revolución, como es el caso del Ing. Eugenio Medori en Minerven), han sido una verdadera legión de ineptos que denotan una profunda y vergonzosa incoherencia gerencial y financiera. Durante esta etapa la nómina laboral se ha incrementado en un cien por ciento, mientras que la producción de las empresas se ha reducido a la mitad y, en algunos casos, se ha paralizado totalmente.

En fin, respecto a los asaltos que el mundo político le ha hecho a la CVG y a sus empresas desde su creación, Quirós Corradi advertía (a pesar de haber sido un defensor de la gerencia profesional de las empresas de la CVG), sobre la mezcla de oportunistas partidistas y los ¨gerentes de verdad¨ (Coronel 1995). Ante la arremetida de los partidos políticos por obtener una cuota fuerte de poder dentro de las empresas de la CVG, los gerentes profesionales luchaban por la institución y, en más de una ocasión, pagaron el precio de su profesionalismo con la paralización de sus carreras o el despido injustificado. De este ¨ejercito¨ diezmado de gerentes profesionales, aún hay hoy activos valiosos que cuentan con una ética del trabajo que lucha por no extinguirse e intentan salvar lo que queda de esas empresas.

Algunas de las líneas estratégicas que han sido propuestas para el desarrollo de las empresas básicas de Guayana (Coronel, 1995) que aún hoy siguen vigentes (Prat, 2012) son:

  1. Una participación accionaria claramente minoritaria del Estado

  2. Una orientación determinante hacia la eficiencia, la productividad y la rentabilidad

  3. Un papel promotor y planificador del desarrollo regional, no ejecutor y responsable por servicios públicos

  4. Una gerencia profesional, cerrada al clientelismo político

  5. Autosuficiencia financiera

  6. Meritocracia en sus filas laborales

  7. Una organización moderna y acorde con los objetivos arriba mencionados

  8. La agresiva búsqueda de nuevas inversiones por vía de incentivos especiales

  9. Una actitud de responsabilidad social ante la comunidad pero no de enfermizo paternalismo

  10. Una decidida voluntad política para promover y apoyar tales cambios.






 

1 Coronel, Gustavo (1995). Una perspectiva gerencial de la Corporación Venezolana de Guayana: La visión, los desastres y las soluciones. Editorial Melvin: Sabana del Medio, Venezuela: Editorial Melvin

2 Prat, Damián (2012). Guayana: El milagro al revés. Caracas: Editorial Alfa.

Teodoro Campos/Doctor en Desarrollo de RRHH (GWU).

@teodorocampos