Son innegables las dificultades presentes en el entorno productivo nacional, en especial aquellas derivadas de los múltiples controles y regulaciones que inciden en el proceso. Sin embargo, a pesar de las dificultades, existen casos concretos que al analizarlos se desprenden experiencias que vale la pena compartir.

Se trata de empresas medianas y pequeñas, que procesan fundamentalmente insumos locales, con años de experiencia y tecnologías reconocidas, incluso con adaptaciones e innovaciones propias, capaces de programar el proceso, cuidando de adquirir en el mercado interno partes y componentes de los equipos, utilizando para ello financiamiento en moneda nacional y vigilando estrechamente los componentes importados, dadas las limitaciones en el acceso a las divisas. Estas organizaciones logran una cartera de productos bien elaborados y de calidad destinados al mercado interno, cuidando de no introducir modificaciones o alteraciones en los acabados, por las dificultades asociadas a la importación de los materiales requeridos para ese fin y luchando constantemente contra la escasez presente en el mercado, especialmente en lo relativo a empaques y envoltorios, entre otros.

Por otra parte, destaca en estas experiencias la preocupación por la administración de los recursos humanos, conocen caso por caso, se involucran no solo con el trabajador sino con su familia, tratan de cooperar en la solución de los problemas cotidianos presentes hoy y generan una relación de confianza que se refleja en la productividad de la mano de obra, y en el orgullo por la tarea bien realizada. Esto ha permitido mejorar la regularidad de la asistencia, disminuyendo el ausentismo y la rotación, procurando conservar un núcleo capacitado, al cual hay que estimular a fin de retenerlo, en un mercado cada vez más competitivo, en cuanto a remuneraciones y otros estímulos.

Dado que la inseguridad incide en la marcha de la operación, se han diseñado programas específicos, destinados a mejorar las condiciones de seguridad del entorno, cuidando el acceso a las instalaciones y al transporte público, lo que ha implicado incrementar gasto en esta materia, pero que se ha considerado fundamental para la seguridad del personal, clientes y visitantes.

Además de la inseguridad, en los últimos meses los problemas relacionados con la calidad de los servicios públicos, agua, electricidad y fallas constantes en las comunicaciones, por bajas en el servicio de internet y en las líneas fijas, lo que impide una regularidad en el servicio, afectan el contacto con clientes, proveedores, y cadena de servicios. Estas dificultades no son fáciles de resolver, puesto que no dependen de la gerencia, esta trata de ajustarse con cambios en la programación, y en cuanto a las comunicaciones está la alternativa de los móviles que con frecuencia se ven saturados o no existen en el mercado los equipos necesarios, lo que los inhabilita para adquirir las unidades.

Por lo tanto las estimaciones en cuanto a resultados en el semestre, se ven disminuidas por la presencia de factores que escapan en volumen y frecuencia en las estimaciones originales. De allí que los resultados se verán afectados por estas contingencias, lo que obliga a revisar la programación inicial a fin de corregir los estados de ganancias y pérdidas para el ejercicio y reconsiderar propuestas en cuanto al suministro de energía, aplicando programas ahorradores en el proceso productivo, o pensar en adquirir una unidad térmica susitutiva, entre otras medidas.

Esto implica revisar y ajustar con responsabilidad la programación inicial, tratando, a pesar de las dificultadas del entorno, de mantener las unidades productivas en actividad generando empleo y bienestar.

Por Maritza Izaguirre / Socióloga