Este mes se cumplen dos años de la promulgación de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, abreviada Lottt. Aunque la anterior afirmación no es del todo correcta ya que algunas disposiciones legales fueron diseñadas para entrar en vigencia tiempo después, tal es el caso de las disposiciones relativas a la tercerización y la jornada de trabajo.

Un ejemplo de los terribles efectos generados por la Lottt se ha visto reflejado en el alarmante crecimiento de la pobreza según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística. Según este Instituto, la pobreza ha tenido un incremento de 6,1 puntos porcentuales en el año 2013 ubicándose en 27,3%.

Como lo hemos venido alertando en esta columna reiteradamente, la riqueza no se distribuye, se crea y al no crearla de manera continua y permanente la pobreza se apodera de la sociedad generando crisis, desabastecimiento, delincuencia y caos.

Desde hace dos años he venido alertando sobre la necesidad de reformar la Lottt para convertirla en un instrumento para el desarrollo del país en beneficio de todos los trabajadores y empresarios. Y muy especialmente en beneficio de la colectividad nacional.

En mi opinión, es urgente que la Lottt sea derogada y para ello se requiere que los trabajadores, empresarios y Gobierno nacional en forma consensuada y con una agenda de país avanzado se incorporen en una mesa de diálogo que tenga por objetivo desarrollar una normativa laboral que proteja a los intereses de los trabajadores, pero que entienda que para que ello sea posible, primero se deben sentar las bases para generar riqueza en el país.

Como reconozco que reformar la Lottt no será fácil y mucho menos cambiar la mentalidad imperante en el país desde hace ya muchos años, en principio propongo que se hagan dos modificaciones muy puntuales:

1. Sustituir los regímenes de estabilidad e inamovilidad imperantes en el país por un sistema privado con control Estadal de fondos de cesantía que protejan al extrabajador en caso de desempleo. De esa manera se permitiría a los empleadores ajustar sus nóminas a las realidades económicas de cada quien, sin perjudicar los intereses de los trabajadores que pasen temporalmente a ser desempleados; y

2. Flexibilizar y descentralizar la aplicación de la Lottt en las regiones, estados y localidades, y dentro de ellas diferenciar a los empleadores en grandes, medianos y pequeños. Todo ello con el objeto de permitir que la Lottt pueda servir como instrumento para incentivar la producción.

Lo que propongo es que la Lottt contemple diferentes grados de intensidad y que distinga entre regiones y tipos de empresas a la hora de imponer obligaciones a los empleadores. En mi criterio, solamente ofreciendo incentivos a los emprendedores es posible generar riqueza. Hoy en día en Venezuela no se crean empresas y se destruyen miles cada año.

En conclusión, se trata de tomar el control de nuestra realidad y de asumir los retos que nos imponen los tiempos actuales. Debemos presionar para que los líderes empresariales, obreros y políticos entiendan la urgencia y la necesidad de cambiar el marco legal laboral del país. De lo contrario solo nos queda lanzar un gigantesco SOS Venezuela.

Por: Juan Carlos Varela / Abogado
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