Cuando hace ocho años empezó a subir ofertas de ropa en Facebook como una forma de colaborar con el negocio de su mujer, a Facundo Carassale ni siquiera se le pasaba por la cabeza que aquello podía llegar a convertirse alguna vez en un trabajo formal. Por entonces las redes sociales recién estaban en pañales y los suyo era apenas compartir con sus contactos alguna que otra oportunidad. Sin embargo, por su experiencia en publicidad y comunicación, no tardó en darse cuenta de que había algo más ahí: no sólo una posible alternativa laboral para él mismo sino todo un campo de trabajo que se comenzaba a abrir.

Experto en comunicación organizacional on-line, Facundo -que estudió Diseño Gráfico y vive en City Bell- hoy se gana la vida asesorando a pequeñas empresas para captar clientes en internet, un empleo que no existía hace apenas cinco años. El suyo no es sin embargo un caso excepcional: desde personas que se ocupan de mantener actualizadas las páginas web de marcas y empresas hasta quienes se desempeñan en el campo del comercio electrónico, internet está trastocando el mercado laboral a un punto que pocos llegan a imaginar.

Si se tiene en cuenta que hace apenas una década no existían las redes sociales, que muchas de las grandes compañías de base tecnológica se fundaron después del año 2000 y que la mayoría de las compras se deciden hoy en internet, no resulta extraño que estén surgiendo nuevos empleos como el de Facundo, ni tampoco que otros estén perdiendo su razón de ser.

Tanto es así que algunos investigadores aseguran que, de la mano de las nuevas tecnologías de la comunicación, el mundo del trabajo está experimentando un cambio tan radical como el que vivió hace doscientos años con la Revolución Industrial; y que, al igual que entonces, un gran número de ocupaciones tradicionales no van a sobrevivir.

700 ocupaciones en riesgo

Un estudio de la Universidad de Oxford publicado por la revista The Economist hace poco más de un mes augura que unas 700 ocupaciones van a desaparecer en los próximos veinte años debido a los cambios que experimenta el mercando laboral. Los puestos de trabajo más afectados serían aquellos que se relacionan con el transporte la agricultura, la venta al público y la producción.

No es que los empleos de esas áreas vulnerables vayan a “desaparecer por completo, pero la forma de realizarlos cambiará y se requerirán muchas menos personas para el proceso”, aclaran los autores del estudio, Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, quienes aseguran que el fenómeno va a afectar a países desarrollados y en desarrollo por igual.

El proceso de transformación del mercado laboral, que arrancó en los ochenta con las primeras computadoras personales, se está acelerando cada vez más, sostienen por su parte Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, dos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusett. Como afirman en su libro “La segunda era de las máquinas”, las ocupaciones más afectadas hasta ahora han sido las de empleado bancario, operador telefónico, corrector, modista, cartero y bibliotecario, pero la lista seguiría creciendo en las próximas décadas a la par de la tecnificación y el desarrollo de sistemas basados en inteligencia artificial.

Y es que al igual que en la Revolución Industrial, las mismas innovaciones que nos prometen vivir más cómodamente nos están imponiendo hoy un reto mayor: ¿Cómo no quedarse sin empleo porque el mundo cambió? Para Laura Ripani, especialista en mercados laborales del Banco Interamericano de Desarrollo, la respuesta pasa en gran medida por mantenerse actualizados e invertir en formación profesional: tenemos que prepararnos para trabajos que todavía no existen, con herramientas que no se han creado para resolver problemas que no se presentan aún.

El trabajo que viene

Aunque al ritmo en que se transforma el mercado laboral nadie podría asegurar qué ocupaciones prevalecerán dentro de unas pocas décadas, algunos expertos creen entrever en la propia tendencia del cambio ciertas variables que se reafirnan y adquieren un valor cada vez mayor.

“La nuevas tecnologías de la comunicación están cambiando por completo no sólo el mercado laboral sino también la forma de trabajar: el trabajo que antes era lineal ahora es descentralizado; contra el orden jerárquico vertical se imponen cada vez más las plataformas de trabajo colaborativas, y muchas empresas que antes se preocupaban de que sus empleaos cumplieran una determinada cantidad de horas por jornada, hoy se preocupan más bien de que cumplan ciertos objetivos”, detalla Alcides Aguirre, secretario de la cátedra de Teletrabajo y Sociedad de la UNLP.

Al no importar tanto las horas trabajadas como los objetivos cumplidos, “el trabajo ya no está necesariamente atado a un lugar fijo como sucedía años atrás. Uno llama a un callcenter y la persona que lo atiende puede estar tanto a la vuelta de su casa como en Bogotá”, ejemplifica Alcides Aguirre, él mismo un pionero en el campo del teletrabajo.

Desde que hace unos años dejó la agencia de publicidad donde trabajaba para dedicarse a la comunicación organizacional, también Facundo Carassale ha vivido como trabajador está transformación. “Gran parte de mi trabajo lo hago hoy sin moverme de mi casa, lo que tiene sus ventajas pero también sus contras -reconoce-: al llevar la oficina encima no parás nunca de trabajar”.

Pero el hecho de que el trabajo ya no esté necesariamente atado a un lugar fijo, trae aparejado a su vez otra realidad: “Desde el momento en que no importa desde dónde uno hace el trabajo, la competencia se vuelve global -explica Aguirre-. Como hoy las empresas tienden a contratar servicios on-line, uno ya no sólo compite con los que van a la misma entrevista de trabajo; sino con cualquier persona que aspire a ese puesto sin importar en qué lugar del mundo esté”.

Es frente a este nuevo escenario que Laura Ripani asegura que más allá del perfil profesional de cada quien, hoy más que nunca hace falta mantenerse actualizado. La versatilidad que se requiere para adaptarse al mercado del trabajo es tal que “cada persona debe seguir invirtiendo en educación y en formación continua: la educación ya no termina al acabar la universidad -sostiene-: los trabajadores del futuro vamos a necesitar actualizarnos permanentemente para poder enfrentar los cambios del mundo laboral”.

Actualidad Laboral / Con información de El Día