Perspectivas
La “Claptocracia”


Los Comité Locales de Abastecimiento y Producción o CLAPs como se les ha dado a conocer son el último intento de desafiar la ley de la gravedad (léase las leyes del mercado) en atención a tres objetivos distintos y contrapuestos entre sí que animan casi todas las políticas públicas de un régimen empeñado en impulsar al país al mayor empobrecimiento y espiral inflacionario de su historia.

El primero es un objetivo ideológico de la cada vez más minúscula facción que todavía sueña con la revolución de octubre de 1917, la orden de Lenin (Maduro) de “todo el poder a los Soviets (CLAPS)”. Estos se resisten aún a aplicar la fórmula sino-vietnamita-cubana de control político y retórica socialista combinado con un economía capitalista, a pesar de que cada artilugio que inventan fracasa más estrepitosamente que el anterior.

El segundo es un objetivo de control político puro y duro. Si yo te llevo al borde de la inanición en permanentes colas, y entonces te doy una bolsa de supervivencia desde El Partido, ya sabes a quien aplaudir… o por lo menos tolerar en silencio absoluto. ¿No les recuerda el “Chito!” de mi General de La Mulera? Y que mejor forma de lograrlo que concederle la patente de corso de los CLAPS a los “colectivos” brazo civil armado del régimen en la mejor tradición de los batallones de dignidad del panameño Noriega y los tonton macoutes del haitiano Duvalier.

Pero no nos llamemos a engaño, el objetivo principal es el crematístico. La estatización de las importaciones permitió captar la renta de la sobrefacturación inherente a las mismas durante un control de cambio. Luego, el diferencial de precio absurdo en las fronteras, le dio la patente de corso a quienes las vigilan para que cobraran por traspasarlas con mercancía. Cuando la creciente escasez hizo que la mercancía no llegara a la frontera sino que se tranzara a través de informales ocasionales internamente, la cadena pronto se organizó en estructuras verticales de “bachaqueo”. Una vez centralizadas, éstas cayeron en buena medida en manos del “pranato”, dejando a muchos activistas o simpatizantes rojitos fuera de la cadena.

Con los CLAPS se pretende romper, por lo menos en parte el control que ahora ejercen los pranes. Esta semana en ciudades del interior los CLAPS vendían en Bs 1,600 bolsas con productos regulados de un valor agregado de Bs 600. No está mal, 65% de margen, pero quien la compra puede aún detallarla en la informalidad por mucho más. Y para colmo ¿con 10,000 Claptócratas se pretende sustituir la labor de 110,000 comercios privados?... lo dudo!

Por Aurelio F. Concheso / Ingeniero

www.laotraviarcr.blogspot.com

@aconcheso