La realidad social, económica y laboral que sufren nuestros trabajadores y trabajadoras en el continente y su expresión en cada uno de nuestros países demanda un cuerpo de políticas, estrategias, planes de trabajo y acciones concretas, coherentes, contundentes y sostenibles por parte del movimiento sindical local, regional y global.

Ese desafío debe corresponderse con una profunda auto-reforma sindical, con el relanzamiento de un nuevo proyecto sindical en todos los ámbitos y, desde nuestro punto de vista, con la formación de una nueva generación de dirigentes sociales y sindicales capaces de interpretar la realidad, sus condiciones y de conducir esta nueva etapa de la historia del movimiento organizado de los trabajadores/as. Hablamos de una respuesta formativa de alcance continental para hacer frente también y con la misma fuerza a la crisis institucional, orgánica, estructural, política y de líderes que atraviesa la clase trabajadora en todas las regiones.

El sindicalismo Latinoamericano y del Caribe, como todo el sindicalismo en el mundo, es y será lo que sean sus organizaciones nacionales. La situación en la mayoría de los países es de debilidad y de parálisis en las propuestas, en los contenidos y en la capacidad de convocatoria, pero también de desarticulación y ausencia en el relevo generacional.

El desafío es complejo, de allí la importancia estratégica de la formación sindical y socio-laboral para incorporar a los puestos de conducción a contingentes de líderes nuevos, a la mujer trabajadora y a los jóvenes sindicalistas, quienes sólo esperan su oportunidad para dirigir. En este escenario es imperativo comprender la importancia de iniciar cambios profundos en las formas, modos y contenidos de los programas formativos. Los procesos de enseñanza y aprendizaje deben responder a nuestro tiempo, pero no sólo el que nos presenta el mundo del trabajo, la globalización, la nueva estructura del poder mundial, los avances tecnológicos, las comunicaciones y los derechos y reivindicaciones laborales, sino también a los que exige la propia crisis del movimiento sindical y la necesidad de refundarlo, formando una nueva generación de dirigentes sindicales.

Es necesario recorrer un camino hacia un sistema de formación que llene el vacío que hoy existe producto de la desconcentración, desarticulación y atomización de las políticas de formación, información e investigación de las organizaciones sindicales supranacionales y nacionales que, en la mayoría de los casos, se han visto sin un proyecto educativo y condicionadas a la agenda de otras organizaciones e instituciones no sindicales, gobiernos y ONG´s internacionales, todas con un alto grado de solidaridad internacional, pero con la debilidad de no ser los protagonistas de la lucha sindical.

Una propuesta formativa integral debe tener como objetivo la conformación de un sistema de formación socio-laboral realista, coherente, dinámico, actualizado, integrado, gradual, planificado, con los mejores y más modernos recursos auxiliares de formación para trabajar por nuestros trabajadores/as, simpatizantes, cuadros, dirigentes, partiendo siempre de la realidad y complejidad de las responsabilidades de los sujetos de formación.




 

[1].Este artículo constituye un extracto del documento: “Aproximación a los lineamientos generales que anticipan el diseño de un programa de formación socio-laboral para dirigentes sindicales y colectivos de trabajadores/as en América Latina y el Caribe” escrito por Gustavo García y Carlos Navarro en 2013 y publicado en un libro homenaje a José Ignacio Urquijo s.j., titulado: “El movimiento sindical venezolano: distintas aproximaciones, un diagnóstico”.

Gustavo García / Industriólogo
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