Hablar de maternidad y trabajo puede resultar un tópico escabroso para muchas personas dentro de las empresas, especialmente desde las expectativas del empleador versus las que puede tener la madre que forma parte de la empresa, por lo que muchos prefieren no tocar el tema y “apegados” a la ley hacen lo estrictamente necesario en relación a permisos, remuneraciones y otros asuntos relacionados con su permanencia en la empresa, sin evaluar si lo que se está planteando realmente beneficia en una proporción 50:50 a la madre y a la empresa, especialmente en términos de convivencia antes, durante y después del nacimiento del bebé.

No es mi intención desafiar lo establecido en la legislación, por favor no me malinterprete, pero viendo el asunto desde una perspectiva más humana, no siempre logramos que estos acuerdos produzcan beneficios sostenibles para la empresa y mucho menos a la mamá, quien en la mayoría de los casos termina abandonando el puesto de trabajo, en la mayoría de los casos por no lograr establecer un equilibrio sano entre sus responsabilidades profesionales y familiares.

De la misma forma que se aborda el asunto a nivel legal, se aborda en los equipos de trabajo, por lo que muy poco se piensa de cómo se vive la dinámica laboral durante la ausencia de la futura madre y qué pasa cuando ella regresa después de su licencia de maternidad, pues ya no es lo mismo.

Sabemos que la maternidad te cambia, porque las prioridades son otras y tu manera de abordar las situaciones cotidianas adquiere un tono más acompasado, generalmente porque tu valoración del tiempo pasó a un nivel casi incomprensible para tus compañeros y eso, el equipo y la organización lo sienten. Esto podría parecer un buen ingrediente para toda empresa, pero el estigma de la maternidad de cierta forma lo ensombrece.

Un estudio publicado por la Reserva Federal del Estado de Missouri en Estados Unidos concluyó que las mujeres son más productivas a lo largo de su carrera profesional si tienen hijos, rinden más que las que no tienen y también se destacan en comparación con los hombres de su mismo nivel académico.

Los investigadores hacen hincapié en que el estudio fue aplicado en una muestra muy específica de mujeres que disfrutan de unas condiciones económicas privilegiadas, con acceso a la planificación familiar y que han podido disfrutar de ayudas a la maternidad y la conciliación laboral, por lo que recuerdan que "En un entorno laboral de las mujeres de bajos ingresos y escasa cualificación es, por lo general, mucho más hostil". Aquí puede estar el primer punto clave, con la maternidad es necesario aprender a delegar, pues la madre necesita atender a su hijo y alguien más debe ocuparse del resto de las actividades en casa.

Cuando se tienen hijos pequeños, el impacto en el trabajo es notable, afirma Christian Zimmerman, uno de los investigadores del trabajo. Sin embargo, una vez que los hijos crecen, las madres brillan desde el punto de vista de productividad respecto a la de sus colegas. Para dar más heterogeneidad a este artículo decidí preguntar en la redes ¿Cómo cambió la maternidad tu desempeño en el trabajo? Y la mayoría estuvo de acuerdo en que los primeros años son los más complicados, pero que es todo un período de aprendizaje donde la planificación es clave para literalmente: sobrevivir. Para muchas de las consultadas, su productividad aumentó significativamente y estas destrezas se trasladaron al entorno laboral, con lo cual lograban culminar muchas de sus asignaciones en menos tiempo, especialmente comparado con ellas mismas antes de la experiencia de ser madres.

Otro aspecto revelador de nuestro pequeño estudio fue que todas las madres entrevistadas dijeron sentirse culpables por tener que dejar eventualmente el trabajo para ir con su hijo al médico, por salir antes del trabajo para organizar una fiesta o por no haber podido prestar atención a una conferencia después de haber pasado una mala noche. En esto hace hincapié una de nuestras mamás consultadas, quien actualmente es VicePresidenta de una importante empresa transnacional: “Lo otro que aprendí fue a quitarme la culpa, si elegiste una vocación es tu derecho y eso no te hace una mala madre, ni mala esposa, ni mala hija”.

Otras de las madres consultadas aseguró que la maternidad le ayudó a desarrollar herramientas como la empatía y la capacidad para no perder el control ante situaciones estresantes. Si estas líneas estuviesen enmarcadas en un artículo de negocios, estaríamos de acuerdo que ambas son herramientas clave para el éxito como lider, ¿no es así? Por lo tanto, ambas son destrezas que la maternidad le aportan a su empresa!

Rebecca Hilsenrath, directora ejecutiva de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos (EHRC), que tiene cinco hijos de entre 17 y 22 años, dijo que ser madre la hacía sentir mejor en su trabajo. Hilsenrath también comenta: "Encontramos en algunos negocios que la gente sentía instintivamente que una mujer con un bebé iba a ser muy difícil de manejar. Sólo vieron la desventaja en términos de ausencias y cargas adicionales.”

Las madres que de vez en cuando dejan el trabajo temprano a menudo se sienten como si estuvieran “aprovechándose” de la buena voluntad de sus compañeros de oficina, a pesar de que es probable que vayan a casa a atender a sus hijos y luego dediquen dos o tres horas de la noche para compensarlo.

Para muchas madres, hay meses o años, donde sus tanques de productividad están casi vacíos. Pero entonces, cuando emergen de la neblina de la infancia temprana de tus hijos, se sienten preparadas para a manejar un millón de cosas. El problema es que el mercado de trabajo no lo reconoce.

Las compañías no están preparadas (aún) para vivir la montaña rusa de la maternidad, sin embargo, aquellas que han decidido probar soluciones diferentes, como ofrecer mayor flexibilidad en los horarios u ofrecer jornadas de medio tiempo o el ya más difundido “home office” dan cuenta de la fidelidad de sus colaboradoras, pues al fin y al cabo son acciones que favorezcan el bienestar de su gente, las que generan más lealtad y solidaridad en tiempos menos afortunados.

Mariángel Paolini / Addhara Comunicación y Bienestar Corporativo