“A diferencia de lo que sucedía apenas tres décadas atrás, la generación actual de padres dispone de menos tiempo para estar con sus hijos y además los niños se ven sometidos a presiones que antes no existían”, asegura la psicóloga infantil Silvia Álava (silviaalava.com) autora del libro “Queremos hijos felices”.

“La buena noticia es que esta nueva situación familiar no implica que hoy los pequeños estén peor atendidos. No se puede generalizar, ya que hay muchas variables individuales a tener en cuenta”, señala Álava, que proporciona algunos consejos para “ser padres trabajadores y no morir en el intento”.

Según Álava, “en líneas generales nos encontramos hoy en día con que los trabajos son muy exigentes, con jornadas que se alargan y se extienden hasta pasada la media tarde, y el nivel de exigencia hace que, en ocasiones, los padres tengan que terminar su trabajo desde casa”.

“Con la incorporación de la mujer al mercado laboral se ha ganado mucho en igualdad de género, las mujeres son independientes, y se sienten más realizadas, lo que aporta un valor añadido a la educación de sus hijos”, resalta esta psicóloga.

“Sin embargo –prosigue Álava- los niños encuentran que ambos progenitores están sometidos a un mayor estrés y ansiedad. En ocasiones mandan a alguien a recogerles del colegio o no están con ellos por la tarde y, por eso, la aportación de los dos miembros de la pareja en este proceso es fundamental”.

Para esta experta “la presión de la sociedad de consumo sobre los niños es cada vez mayor y, en ocasiones, les trata como meros objetos de campañas de marketing, bombardeándoles con mensajes sobre lo que tienen que poseer para ser felices”.

Todos estos factores dibujan una realidad diferente de la que vivían las familias hace unas décadas, según Álava.

Respecto de las necesidades que tienen los niños de 0 a 6 años de edad, la autora de “Queremos hijos felices”, señala que “hay cosas en el cuidado de los niños que los padres pueden delegar, pero en lo que nunca se debe es en las necesidades afectivas de los hijos. Hay que transmitirles lo que se les quiere, darles un mimo, una abrazo, un beso de buenos días o buenas noches, en definitiva que se sientan arropados y queridos”.

¿Cuánto tiempo?  

Para Álava, algo en lo que no se puede delegar es la educación, ya que los padres podrán recibir ayuda de educadores, profesores, cuidadoras, abuelos… pero la educación siempre dependerá de ellos”.

Para que los padres consigan más tiempo de calidad para compartir con sus hijos, de acuerdo con Álava “es importante que se paren a observar, desde que llegan a casa, qué actividades realizan con sus hijos y cuánto tiempo pasan con ellos”.

“Una herramienta muy útil para ejercer dicha observación es llevar un registro en una plantilla en la que los padres apunten a qué hora empiezan y terminan una actividad y en qué consiste, reservando una última columna para anotar las incidencias, es decir todo aquello que nos ha hecho emplear más tiempo del previsto”, sugiere esta experta.

En este apartado de observaciones podrán apuntarse, por ejemplo: “el niño tardó varias veces en obedecer”, “perdí la paciencia”, “tuve que regañarles”, “los niños se pusieron a jugar entre ellos” o “los hermanos se pelearon”.

Para Álava, basta con realizar esta tarea durante una semana y “tendremos material suficiente para analizar qué es lo que está ocurriendo”.

Según la psicóloga este registro, “es una forma muy eficaz de detectar las fugas de tiempo y establecer formas de resolverlas, pero también para analizar si todas las actividades que realizamos a lo largo de la semana son necesarias”.

“En ocasiones nos encontramos que sobrecargar las agendas, tanto de los padres como de los niños, con actividades extraescolares (piano, tenis, pintura, paddle, inglés, chino, coro, baile…) en lugar de aportar, genera un efecto de sobrecarga y presión, tanto en los pequeños como en los adultos”.

Otro de los errores que la autora especifica en su libro y encontramos en nuestra vida diaria, “es que muchas veces los padres están planificando las tareas en función del tiempo que ellos emplearían como adultos, olvidándose que los niños suelen tardar más en realizarlas”.

Además cuando se pide a los niños que realicen las tareas más rápido “solo consiguen enfadarse, frustrarles, agobiarse y eso no contribuye en solventar la situación”, destaca.

Para compartir  

Cuando preguntamos a Álava cuál es la mejor manera de aprovechar el tiempo con los hijos si irremediablemente se disponen de pocos momentos para estar con ellos, la experta responde categóricamente lo que ya han revelado “numerosos estudios: lo importante es la calidad del tiempo compartido y no la cantidad”.

“Los niños no necesitan que estemos todo el día con ellos. También tienen que aprender a jugar y a estar solos, pero sí que es importante dedicarles tiempo para jugar, para enseñarles, para pintar. Necesitan un adulto que les estimule, les guíe y comparta sus juegos. ¡No basta con estar al lado mirándoles”.

Actualidad Laboral / Con información de El Tiempo Oriental