Bienvenido a tu rutina laboral. Vuelven el despertador, los atascos, las prisas, las tensiones, las reuniones eternas y las responsabilidades. Ante este panorama no son pocos los que padecen un cierto estrés. Es lo que algunos denominan síndrome postvacacional, y que no es más que un proceso de readaptación típico al ritmo de la oficina. Esta ansiedad se suele manifestar a través de una serie de síntomas psicofisiológicos como trastornos del sueño, de la memoria y del aprendizaje, dolor de cabeza, problemas de atención o taquicardias, que no deberían durar más de 15 días.

El verdadero síndrome postvacacional lo sufren, según Nekane Rodríguez, directora general de Lee Hecht Harrison/Adecco, aquellos que regresan a un entorno laboral hostil, los que deben lidiar con un jefe incompetente o que no les valora, y a los que ya no les ilusiona su trabajo. El resto sufre en realidad el típico cuadro de fatiga propio de cambiar unos días sin apenas responsabilidades por otros marcados por un orden establecido.

Remedios

Como apuntó Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, “no podemos evitar muchas cosas que nos pasan, pero sí podemos elegir la actitud que adoptamos ante ellas”. Y ahí está la clave para sacudirse del todo ese desasosiego que aparece en los primeros días de la vuelta al trabajo. Genoveva Vera, psicóloga coach ejecutiva y experta en liderazgo, recomienda “planificar la incorporación al trabajo, a ser posible para mitad o final de semana, para que ese comienzo sea progresivo; programar alguna actividad agradable que nos obligue a salir pronto del trabajo: gimnasio, running, cursos de formación, etc; aprovechar que los días aún son largos y hace buen tiempo para salir con amigos o con la familia; cambiar el pensamiento negativo por otros positivos; dormir bien; y marcarse nuevos objetivos”.

Raquel Larena, directora de marketing y comunicación de Randstad, sabe que cuanto más tiempo pases de vacaciones más dura será la vuelta, porque habrás pasado más días desconectado de tu rutina profesional. Por eso mismo cree que, siempre que sea posible, “conviene repartir el período de asueto durante todo el año y no disfrutarlo en un único mes. Esto no solo nos ayudará a evitar el síndrome, sino que también nos permitirá descansar en diferentes momentos del curso fomentando un nivel más saludable de energía”.

Larena también aconseja mantener algunas de las actividades de las que disfrutábamos en vacaciones. Una recomendación que comparte Rodríguez, quien, además asegura que “al proponernos retos a corto plazo nos ilusionamos con el día a día”.

Regresar a la rutina es difícil y no resulta extraño que nos embargue una rara sensación de tristeza el primer día de oficina.

Actualidad Laboral / Con información de El Mundo