Muchos buscan comprender qué tiene el ADN de los emprendedores que se hacen que sobresalgan del resto. Y aunque la ciencia aún no ha develado el misterio, quizás lo que diferencie a los entrepeneurs que triunfan en sus proyectos es una forma particular de pensar y de actuar. Entonces, comprender cuáles son los puntos en común en su cosmovisión, puede servir como espejo para copiar y comenzar a activar el sentido de emprendimiento en la vida cotidiana.

¿Qué une a los emprendedores exitosos?

Son valientes

Se animan a correr riesgos, luego de haber analizado el panorama. Y no se dejan apabullar ni por el fracaso ni por la derrota: saben que son parte del juego. Además, lo usan como una oportunidad de aprendizaje.

Salen de la zona de confort

Un emprendedor asume que es incompatible querer crecer y superarse sin salir del recinto seguro.

Conocen su objetivo

Saben plantear una meta, ver qué recursos hay para alcanzarla, y por qué es importante hacerlo. A partir de ahí, hay que actuar, olvidando excusas que empiezan por "y si..." Si no actuamos, nadie lo hará por nosotros.

Apuntan al cielo

La motivación y el optimismo son claves para que un emprendimiento triunfe. Un emprendedor no habla consigo mismo en términos tóxicos. Todo lo contrario. Su idioma emocional le dice que hay oportunidades, que existen soluciones y que tiene que intentarlo. Las personas optimistas procesan mejor la información negativa, evalúan y gestionan el riesgo con responsabilidad, tienen claridad mental para manejar la información compleja y por lo general suelen trabajan con mayor creatividad y nuevas ideas.

Creen en la buena suerte

Las personas que dicen tener buena estrella, como ha concluido Richard Wiseman en varios estudios, se orientan hacia ella. Viven en un mundo plagado de oportunidades que ellos mismos fabrican y de las que participan. Las personas que creen en la suerte, de alguna manera, la atraen. Creen que la vida les va a sonreír y si se encuentran con alguien, generan un contacto; si van a una entrevista, se venden bien; si tienen una idea, indagan todo para llevarla a la práctica. Invierten más esfuerzo porque tienen claro que llegarán a su meta.

Tienen sus emociones a raya

Un emprendedor no puede ser una persona con emociones tipo montaña rusa. Más bien trata de manejar sus emociones. No se pone de los nervios cuando algo va mal, ni eufórico cuando va bien. Mantiene una actitud serena y equilibrada que transmite paz a los demás.

Son apasionados

Los profesionales de éxito son personas que se dedicaron a su vocación, a lo que les apasionaba, sin pensar si convenía o no, si era una profesión con salidas o no lo era. Cuando se siente pasión, todo fluye y somos capaces de ser creativos e invertir energía y tiempo sin el coste de la pereza.

Actualidad Laboral / Con información de IProfesional