04-08-2015
“Las universidades tienen dos funciones: graduar profesionales y crear conocimiento”, así lo resalta el secretario de Asuntos Académicos de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), José Gregorio Afonso. Esa misión estaría siendo cada vez más difícil de cumplir, por el déficit presupuestario, el bajo ingreso de los docentes y, en consecuencia, la fuga de talento.

Desde hace 7 años, aproximadamente, las casas de estudios superiores venezolanas comenzaron a alertar sobre el inminente declive de las condiciones, por falta de recursos para el mantenimiento de infraestructura, salarios, investigación, deportes, cultura, entre otras actividades que en ellas se realizan.

En el caso de la UCV, primera universidad autónoma de Venezuela, la mayoría de los docentes no son a tiempo completo, varía entre 65% y 80% dependiendo de la facultad, “desde 2009 están entrando a tiempo parcial” para buscar un ingreso adicional y poder cubrir las necesidades básicas de su familia, explicó el dirigente gremial. “Nosotros teníamos 117 institutos de investigación, más de la mitad ha cerrado”, por la falta de docentes e insumos.

“Los docentes no sólo podemos ser docentes, tenemos que ser investigadores”, advirtió el profesor Afonso. Esa casa de estudios superiores también ha sido reconocida en el mundo, por el desarrollo de vacunas para enfermedades tropicales, muy comunes en el país; o, en otras áreas, por el aporte a las políticas públicas, en diseño de nuevas técnicas de construcción, aplicadas a las viviendas o infraestructura en general.

“Nosotros viajábamos por el país” para hacer prácticas en algunas materias o intercambiar experiencias con otras universidades, recuerda la presidenta de la Asociación de Egresados de la UCV, Imelda Cisneros, sus tiempos de estudiante. “Ahora yo veo que los muchachos no tienen ni siquiera con qué trabajar en los laboratorios”.

Esa no es una simple expresión de quienes observan, desde afuera, el deterioro de las universidades venezolanas. El presidente de la Federación de Centros Universitarios de esa misma institución, Hasler Iglesias, estudiante de Ingeniería Química, no duda en repetir, en cualquier espacio “la educación está amenazada”, incluyendo en esa afirmación a la básica y media.

Su caso, explica, es una carrera práctica, vinculada con el manejo equipos de la industria petrolera y de alimentos, entre otros. “La escuela tiene muchos de esos equipos dañados, por repuestos tan sencillos como un compresor, o insumos como un aceite de refrigeración (…), un estudiante que se va a desarrollar en la industria petroquímica, tan importante para el país, nunca aprendió a manejar ese equipo”, ejemplificó.

El éxodo de docentes y jóvenes profesionales ha despertado la preocupación de los universitarios, el año pasado sólo en una de las facultades se fueron 10 profesores para Ecuador, con mejores sueldos. “Nuestras universidades están recibiendo solicitudes para ingenieros, médicos, internacionalistas, comunicadores sociales, evidentemente las condiciones de vida afuera son mucho mejores”, lamenta Iglesias.

Actualidad Laboral / Adriana Salazar Salas