Tu cerebro tiene hambre. Necesita más energía que cualquier otro órgano del cuerpo, ya que requiere casi el 20% de las necesidades energéticas diarias de todo el cuerpo.


Por esta razón, si deseas tener un cerebro que funcione a la perfección, necesitas alimentarlo de forma adecuada, de la misma manera que el motor de un coche necesita gasolina de calidad para alcanzar su máximo rendimiento.


Así que, ¿qué deberías comer y en qué cantidad? Esa es una buena pregunta. Actualmente se nos bombardea con tantas guías de nutrición que resulta fácil confundirse sobre lo que es mejor para nuestros cuerpos y mentes. Este exceso de información puede dar lugar a que probemos demasiadas cosas sin que ninguna nos funcione: el keto, el ayuno intermitente, la dieta carnívora, una dieta restringida en calorías, y así sucesivamente.


El problema con estos planes es que pueden provocar que no seamos capaces de averiguar lo que realmente nos funciona a nosotros. En otras palabras, no lo que le funciona a tu amigo o madre, sino lo que te funciona para ti. Tu cerebro, tu cuerpo. Los alimentos que consumimos no solo afectan a cómo nos sentimos o a cómo nos vemos, sino que también afectan a cómo trabajamos.


A continuación te presentamos 5 consejos que te ayudarán a descubrir qué es lo que mejor te funciona, permitiéndote ser más productivo, energético y saludable.


Desayuna


Si bien puede resultar tentador saltarte el desayuno porque tienes prisa, estás intentando perder peso o seguir un plan de ayuno intermitente, los estudios muestran que el ayuno intermitente disminuye la atención y la productividad. Sin embargo, no vale cualquier desayuno. Un desayuno alto en carbohidratos y azúcares no te va a servir de nada. Encuentra un punto intermedio y asegúrate de incluir proteínas, grasas y algo bajo en carbohidratos y azúcar.


No todos los smoothies son iguales


Muchas personas se creen que están tomando algo sano cuando se piden un smoothie en una cadena de tiendas de smoothies o se compran un batido de proteínas preenvasado en una tienda. El problema es que la mayoría de estos batidos están llenos de calorías, carbohidratos y azúcar. Estos disminuyen tu productividad en el trabajo y te hacen aumentar de peso. En su lugar, prueba más alimentos de bajo índice glicémico.


Prueba cosas nuevas


Muchos de nosotros comemos por costumbre o simplemente siguiendo las pautas de nuestra dieta occidental. Sin embargo, en lugar de tortitas, ¿y si te comes algo que sea beneficioso para la salud? Puedes probar con las "ensaladas de desayuno". Estas consisten en huevos y verduras sobre rúcula, col rizada o espinacas. Puedes probarlas y usar tus especias favoritas, salsas picantes o aderezos para ensaladas. La preparación es bastante simple. Otro alimento que puedes probar es el caldo de huesos. Aunque no te apetezca demasiado, este alimento puede aumentar tus niveles de energía y ayudar a tu inmunidad general.


No te compliques demasiado


No necesitas pasarte horas en la cocina para tener un régimen alimenticio más saludable. Tan solo debes organizarte un poco. Puedes consumir los mismos alimentos durante la semana, así que puedes llenar la nevera con elementos esenciales como espinacas, huevos, aguacates, nueces y semillas, cortes de carne magra, pescado, aperitivos de cecina, almendras y arándanos. Si bien tu lista puede ser ligeramente diferente, debes tener a mano los ingredientes que te funcionen. Si tienes poco tiempo por las mañanas, tómate un tiempo para preparar algunas cosas la noche anterior, como hervir algunos huevos o batir avena.


Evita el exceso de café


La cafeína es un estimulante que ayuda a muchas personas a mantener el ritmo durante todo el día. Sin embargo, el exceso de esta y la falta de agua podrían afectar a la productividad al ponerte demasiado nervioso y provocar un choque de energía por la tarde. Bebe la cantidad justa de café y no te olvides de consumir agua, ya que esta es crucial para la productividad y la salud óptima.


Olvídate de las dietas, escucha a tu cuerpo


No tengas miedo de experimentar, sigue tu intuición y lo más importante, escucha a tu cuerpo y cómo responde después de alimentarlo. Lo que le funciona a tu cuerpo puede ser muy diferente de lo que le funciona a otras personas. No hay necesidad de ser estrictos o seguir una "dieta", más bien ser consciente y sensato.


Actualidad Laboral / Con información de Ihodl