La marca de tintorerías ecológicas Quick-Press, con más de 80 tiendas en Venezuela y algunas en el exterior,  es su más reciente  creación empresarial, pero la carrera de José de Martín es mucho más amplia, se ha extendido durante cuatro décadas e  incluye el emprendimiento en actividades con características muy disímiles.

José de Martín nació en Madrid, España en 1947, es abogado de formación, pero solo ejerció durante dos años.  Desde muy joven sintió la necesidad de emprender, de indagar, de desarrollar proyectos con los que se sintiera realmente identificado.

Relata que en la sociedad española de su época, en la que lo deseable era contar con una profesión universitaria tradicional como la de ingeniero, médico o abogado, lo suyo podría considerarse como un  acto de rebeldía.

Es así como  en la década de los 70 decide iniciar un viaje por Europa que duró dos años,  en los que observó, aprendió de la cultura de algunos países y realizó distintos trabajos.  Al  regresar  a España inició su primer negocio: un hotel para mascotas, algo nada común para el momento, y que según confiesa  no tuvo éxito económico.

Luego de esto incursionó rápidamente en el negocio del espectáculo  y posteriormente emprendió en el mundo de las antigüedades. Sentía gusto por esta actividad porque podía poner de manifiesto en ésta su “pasión por la historia” y la admiración por objetos de épocas distantes. Sin embargo, luego de cuatro años, la actividad no le resultaba tan emocionante.  Argumenta que por sus características el negocio implicaba relación con muy poca gente.

“No me quise poner puertas a mi campo, a mi felicidad, mi felicidad consistía en moverme y en obtener también logros, en obtener metas”, argumenta.

Continuaba su necesidad de seguir indagando, recorriendo, conociendo. En 1980 decide viajar a América. Llegó a Nueva York, ciudad en la que adquirió un carro con el que recorrió buena parte de los Estados Unidos, atravesó México  y Centroamérica, y ya en Panamá, cuando se terminó la carretera, hizo trasladar el vehículo en barco desde el Puerto de Colón hasta Venezuela, mientras él viajó por aire.

José de Martín llegó a este país en 1980, desde los primeros días sintió que finalmente había encontrado ese lugar en el que realmente quería permanecer. Y así ha sido, tiene acá 34 años  trabajando, produciendo, generando empleo.

Lo que lo atrapó originalmente fue el contacto con el paisaje y la dinámica de una finca de ganado en el estado Cojedes, a la que lo llevaron unos amigos de su familia. Relata que la experiencia que tuvo la primera tarde en el lugar lo hizo saber que era allí donde quería estar.

“Yo me fui solo a pasear, me senté en un tronco cortado a orillas de una laguna, eran las cinco de la tarde, estaban regresando las garzas de su vuelo de  busqueda diaria de comida, e iban a un garcero que había dentro de la laguna, el sol se estaba poniendo, y los llaneros  iban arreando ganado a los corrales, y se oía  el berreo de los becerros y los gritos de los llaneros a caballo, y el olor a bosta, y todo eso me fue impregnando los sentidos. Y en un momento determinado cuando estaba en aquella finca dije: a mi me gustaría vivir así”, relata .

Se inició entonces en la agricultura, primero estuvo al frente de una finca que le dieron para supervisar, luego decidió sembrar de manera independiente. Cuenta que fue un inicio lleno de dificultades porque aunque su padre era agricultor y tenía finca en España, él nunca se involucró con esa actividad y desconocía muchos aspectos relacionados con esto.

Pero se esmeró en adquirir los conocimientos necesarios. Llegó a sembrar a gran escala en Portuguesa, Cojedes, Guarico y Anzoategui. Compró máquinas y una finca.

Fue especializándose en la producción de semilla certificada. Para esta actividad fundó una sociedad con Palmaven  y Protinal.  También dirigió la instalación de una planta procesadora de semilla con capacidad para producir 60 millones de kilos anuales.

El de la agricultura resultó ser un camino exitoso, pero el sentir que había alcanzado los objetivos, y una prohibición médica de  tomar sol, llevaron a José de Martín a girar nuevamente el timón.

Es así como en 1996 se radica en Caracas. Estaba convencido de que en adelante quería trabajar en el mundo de las franquicias por lo que asistió a diversas ferias a nivel mundial e indagó acerca de  los negocios que le podían interesar. Se decantó por  el de  tintorería.

“En Venezuela había una necesidad de consumo tremenda, una hábito de consumo tremendo, y al mismo tiempo me di cuenta de que había  un alto nivel de descontento con servicios que entonces prestaban las tintorerías tradicionales. Entonces empecé a estudiar el mercado, empecé a  hacer mis análisis y me di cuenta  de que efectivamente había una oportunidad porque la tintorería tradicional se había quedado un poquito rezagada en lo que se refiere a innovación”, dice José de Martín.

Actualmente las más de 80 tiendas Quick-Press que operan en Venezuela generan 1.000 empleos directos, cuentan con 500 mil clientes y 900 mil usuarios.

En este punto de su carrera José de Martín,  destaca que  “es tan importante fracasar como tener éxito”,  y que parte del secreto de este está en ser flexible, en saber adaptarse.

Así, a quienes se inician en el desarrollo de una idea de negocios les sugiere: “aprenda, adáptese, y no se deje derrotar por los fracasos, todo el mundo los tiene”.

ACTUALIDAD LABORAL/ JM