Ese carrito de chicha, que llamaba la atención de cualquiera por su blanco impecable y su gran cucharón como presentación, y que de repente comenzó a aparecer en los centros comerciales de Caracas, hoy tiene otra cara y destino de negocios. Alberto Martini, Presidente de Alimentos Juan Chichero, define esto como una evolución.

Ahora, con nueva imagen, ofrece a los consumidores la opción de comerla, en su versión “chupi”, o prepararla en casa, con la pasta congelada. “En Juan Chichero seguimos reinventándonos, actualizándonos, tratamos de seguir en el mercado. Tratamos de hacer un formato diferente para que no sólo sea un negocio de franquicia, sino de consumo masivo”, explica el empresario. Pronto, otra versión del “chupi chicha”, más pequeña, también estará en los puntos de venta, anuncia Martini, quien explica que tiene en mente otras formas de ofrecer el producto.

De la crisis, una idea

Esta empresa nació de una crisis, la de sus fundadores, quienes habían perdido el empleo y buscaban un medio para sostener a su familia. Hay quienes dicen que en los momentos difíciles, surgen grandes ideas, así son los emprendedores.

Estos profesionales, formados y experimentados en el área financiera, comenzaron a buscar opciones de negocio, sacaron cuentas, revisaron, evaluaron y de pronto “paseando por los centros comerciales nos encontramos en uno de ellos, en un huequito escondido, a una gente vendiendo chicha” lo pensaron bien, recordaron la chicha que hacía la abuela de uno de ellos, y emprendieron este camino.

Y poco a poco fueron puliendo la idea, colocar este producto en los centros comerciales, o espacios privados, y en el este de Caracas. Hacer del carrito de chicha una muestra de pulcritud, higiene, legalidad,  y además el vendedor debía estar presentable “le pusimos uniforme al chichero”, comenta con orgullo uno de sus creadores.

Agrega que con este negocio rompieron paradigmas en todo momento “para tomarte una chicha ibas a la Universidad Central, a la funeraria Vallés o para el centro de Caracas, y ahí corrías el riesgo de que tragaras una prenda o un reloj, porque decían que ellos eran los tenedores de los ladrones”. Por eso, explicó, se propusieron levantarle la imagen al chichero.

El éxito llegó rápido

El primer carrito lo ubicaron en el Centro Comercial Santa Mónica, en Caracas, luego en el Ipsfa “y de ahí en casi todos los centros comerciales”, cuenta Martini. Al ver la aceptación de los consumidores, estos emprendedores, decidieron darle una forma grande, y fueron más allá del carrito, es ahí cuando nace Alimentos Juan Chichero, como franquicia.

Experimentaron un crecimiento vertiginoso, en apenas un año y medio abrieron 10 franquicias maestras y colocaron 130 carritos  de chicha en el Área Metropolitana de Caracas, incluida San Antonio de Los Altos. Después “vino el paro de 2002 y todo se vino abajo, nos empezaron a imitar”, hoy tienen sólo 30 carritos en la capital venezolana y una franquicia maestra en el Estado Anzoátegui. Juan Chichero logró estar por 3 años en Miami (EEUU) y en Tenerife (España), pero mantiene una franquicia maestra en Ecuador.

Cuenta que incluso con la estadística, esta franquicia rompió paradigmas. “Según el IESA, estos eran unos negocios que no tenían vida mayor a 7 años, hemos demostrado con constancia, dedicación y esfuerzo, seguimos”.

A las crisis, Juan Chichero  y sus creadores, han sabido salirle al paso, ahora no sólo se consiguen los carritos (hace 5 meses vendieron uno), sino también en los supermercados, con los productos para llevar a casa.

Actualidad Laboral / ASS