Al revisar los resultados de la última Encuesta sobre las Condiciones y Calidad de Vida, ENCOVI 2015, bajo el patrocinio de las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello, se observa que en materia de ingresos, inseguridad y condiciones de vida, los habitantes de la Venezuela de hoy, asentados en comunidades rurales y urbanas, y en especial, aquellos que habitan en barrios y urbanizaciones populares, sufren de serias carencias en relación a las  condiciones habitacionales: falta de servicios básicos, agua, alcantarillados, electricidad, transporte y comunicaciones, situación que se hace aún más compleja por los riesgos asociados a la inestabilidad de los suelos, y la dificultad para atender adecuadamente situaciones de riesgos asociadas a desastres naturales, terremotos, entre otros.

Por lo tanto los esfuerzos realizados para disminuir fenómenos como pobreza y exclusión, a pesar de los aportes fiscales para su solución, se han visto disminuidos por la presencia del fuerte desequilibrio en las cuentas nacionales, agudizado por la vertiginosa caída de los precios de los hidrocarburos y el modelo de desarrollo asumido, cuyas políticas han generado escasez, desabastecimiento y el aumento continuo de los precios de los bienes y servicios. El resultado, un incremento sustancial de la pobreza, se estima que más del 70 por ciento de la población se encuentra debajo de la línea de pobreza.

Lo anterior refleja las limitaciones de la gestión oficial en su objetivo de reducir el número de familias viviendo en pobreza extrema, más aún, el aumento refleja que un número significativo de venezolanos, luego de escalar posiciones hacia la clase media, de nuevo regresa a los estratos E y D, al perder poder adquisitivo del salario real, resultado de la inflación acelerada, la cual reduce sustancialmente el ingreso disponible, obligando a priorizar el gasto familiar, y se destina la mayor proporción a cubrir el costo de los alimentos y bienes básicos para la vida diaria.

De otro lado, se cuestiona la eficiencia y eficacia de las políticas públicas asociadas a la gestión oficial relacionadas con el alivio de la pobreza y la exclusión. El resultado de las Misiones refleja claramente, que ante las dificultades para alcanzar niveles adecuados en el abastecimiento de bienes esenciales, alimentos, medicinas, aseo, limpieza, objetos del hogar, entre otros, los recursos oficiales han sido dirigidos en mayor cuantía a resolver la ausencia de los productos, mediante la importación y la distribución directa de ciertos bienes, disminuyendo los recursos destinados a las misiones orientadas hacia los servicios sanitario asistenciales, educación y calificación, programas de gran importancia para la formación del capital humano, ya que facilitan la adquisición de los conocimientos básicos para desempeñarse en el mercado de trabajo.

De allí la importancia de reconocer los problemas que enfrentamos y que requieren de un cambio de rumbo, destinado a superar las dificultades estructurales que amenazan seriamente el desempeño de la sociedad venezolana. El tiempo se agota, por lo tanto aspiramos a que como resultado de la nueva integración de la Asamblea Nacional, se logre impulsar los cambios necesarios para corregir a fondo los graves desequilibrios que impiden la recuperación del aparato productivo y la marcha hacia una sociedad más justa que ofrezca igualdad de oportunidades de progreso a todo sin exclusión.

Maritza Izaguirre / Socióloga