Son muchos los estudios que se han realizado en torno a cómo invertir en los trabajadores de una empresa mejora su percepción de la compañía, aumenta su nivel productivo y les mantiene motivados, al punto de consolidar su engagement con la organización. Y esta es una tendencia que se ha perpetuado a lo largo de todas las generaciones que componen el actual panorama de la fuerza laboral. Desde la Generación Z pasando por los Baby Boomers, todos valoran en mayor o menor grado la inversión en materia de conciliación, salud o incentivos económicos, entre otros.

Pese a que existen encuestas que revelan discrepancias en cuanto a qué valoran más los empleados Millennials frente a los trabajadores senior, en lo que todos coinciden es que invertir en beneficios sociales revierte en una mejora de la estrategia de Employer Branding y la fidelización del capital humano que trabaja en la compañía.

Up SPAIN, especialista en la gestión de beneficios para los empleados, ha señalado algunos de los beneficios que obtienen las empresas al realizar este tipo de inversiones en sus trabajadores. Esta compañía con más de 4.500 empresas clientes, explica que las empresas que invierten en acciones encaminadas al cuidado de la salud de sus empleados ven, además, cómo sus índices de ausentismo –con bajas derivadas de un deterioro de la salud– y presentismo laboral –con horas extras invertidas sin que éstas contengan un rendimiento eficaz– disminuyen en la misma medida que acciones como los cheques gourmet, tarjeta transporte, instalación de salas de ejercicio y descanso o servicios de guardería etc. se van implantando dentro de la organización.

Esta percepción positiva de los empleados es proyectada hacia fuera de los muros de las oficinas, lo que supone un verdadero catalizador de la atracción que como empleadores tenemos a la hora de captar y retener a nuevo talento en nuestras plantillas de trabajo.

Esta estrategia es, de hecho, un elemento clave en muchas culturas corporativas de éxito como Google, Ikea o Apple, entre otras. Estas compañías han visto compensada su inversión en beneficios sociales para empleados en cuanto a fidelización de talento, proyección de una imagen de marca positiva y reconocimiento mundial, al tiempo que se han convertido en algunas de las empresas más deseadas por jóvenes, y no tan jóvenes, futuros trabajadores.

Mantener a un equipo contento, ya sea a través de una mejora de la retribución salarial (cada vez más desbancada por otros ligados a la conciliación de la vida personal con la vida laboral o posibilidades de crecimiento profesional dentro de la empresa), revierte en el nivel de motivación que esos empleados muestran a la hora de desarrollar un trabajo. Una circunstancia que, según explican desde Up SPAIN, eleva los niveles productivos empresariales y, por tanto, el volumen de beneficios que las compañías obtienen.

Si a esto le añadimos que nuevos estudios están vinculando la motivación a una elevación de los niveles de creatividad de los trabajadores, obtenemos que las empresas también ganan en nuevas ideas, generando prestigio, al tiempo que se avanzan a las nuevas tendencias que las pueden convertir en líderes de su sector.

Por tanto, invertir en beneficios sociales se está convirtiendo cada vez más en una necesidad, más que una opción. Los modelos tradicionales de retribución están quedándose desfasados al mismo ritmo que las nuevas generaciones están desplazando sus intereses hacia otro tipo de cuestiones, creando una red cada vez más amplia de deseos y gratificaciones, en la que las empresas pueden realizar acciones. Lo que antes quedaba reducido a temas económicos ahora se ve ampliado hacia temas de salud ligados al deporte y la alimentación, condiciones laborales, permisos y seguros, entre otros.

Actualidad Laboral / Con información de Equipos y Talento