La luz ilumina suavemente el rostro de Sulekha Mrong mientras habla de su comunidad, el pueblo indígena garo. Sentada cómodamente habla con el ritmo lento y pausado de alguien que ha tenido que esperar mucho, pero que también está completamente seguro de que lo que está esperando merece la pena.

“Trabajamos a favor de las mujeres y hombres indígenas, para empoderarlos, promover sus derechos, para unirlos”, explicó la maestra jubilada de 52 años.

Los garo son una de las numerosos comunidades indígenas de Bangladesh. Ellos viven en la parte nororiental del país, pero los asentamientos ilegales de personas que no pertenecen al pueblo garo invaden los bosques y se multiplican las disputas por reclamación de tierras. Los garo han sido marginados en su propia tierra, tienen que enfrentar muchos desafíos para disfrutar de sus derechos humanos y a la tierra.

La iniciativa de la OIT, Fortalecer las capacidades sobre cuestiones relacionadas con los pueblos indígenas y tribales en Bangladesh: Derechos y buenas prácticas, financiada por el Gobierno de Dinamarca, trabaja con las comunidades indígenas y las autoridades del gobierno de Bangladesh a fin de crear una mayor concienciación acerca de los derechos y responsabilidades de los pueblos indígenas.

La asociación Achiki Michik (AMS), constituida por mujeres de la etnia garo, recibió apoyo del proyecto para organizar cursos de formación y talleres sobre los derechos de los pueblos indígenas y los convenios que los protegen. En calidad de líder local y como parte de la AMS, la participación de Sulekha Mrong, garantizó que estos conocimientos fuesen transmitidos a otros miembros de la comunidad.

En los talleres de la OIT, también se promovió la elección de dirigentes y representantes del Departamento forestal por parte de los garo, a fin de tender puentes entre el pueblo indígena y las autoridades públicas.

“Actualmente comprendemos que existen servicios a nivel local para atender las necesidades de los pueblos indígenas. Consultamos diversos órganos administrativos para obtener información sobre estas cuestiones. Al principio, no querían escucharnos, pero insistimos, volvimos a tocar las puertas de las oficinas, pidiendo información, solicitando servicios según sus criterios y, poco a poco, logramos que nos escucharan”.

“Comenzaron a entender lo que estamos haciendo y nos permiten participar en las discusiones sobre los problemas que nos afectan”, agregó Sulekha Mrong,

Los garo son una de las pocas sociedades matriarcales que quedan en el mundo. La herencia se transmite a las mujeres y los hijos adoptan el apellido de la madre. Esto otorga a las mujeres garo mayores responsabilidades, quienes, explica Sulekha Mrong, no siempre disponen de la preparación necesaria para enfrentarlas.

“Como mujer indígena garo, heredé la tierra. Pero en realidad, no sabíamos mucho sobre la gestión de la tierra, sólo conocíamos las tradiciones. Gracias al apoyo de la OIT, aprendimos a administrar, a obtener un certificado de propiedad de nuestra tierra y a ejercer nuestros derechos tradicionales en las estructuras no tradicionales. Sabemos cómo actualizar los documentos de propiedad de la tierra, cómo comunicar con los funcionarios del catastro y conocemos nuestros derechos sobre las tierras”.

Actualidad Laboral / Información de OIT