11-10-2023

Las acciones de la bolsa japonesa han superado ampliamente a la renta variable mundial este año. ¿Se trata de un falso amanecer o puede la inflación seguir insuflando vida al mercado como se ha observado hasta ahora? Algunos expertos son favorables de cara a lo que puede ocurrir en los próximos meses.


La inflación y el endurecimiento de la política monetaria han sido una de las principales fuentes de volatilidad de los mercados de renta variable mundiales durante el pasado año. Pero en Japón, una inflación elevada y persistente puede ser justo la receta perfecta para sacar a empresas y consumidores de una mentalidad deflacionista profundamente arraigada y desbloquear oportunidades infravaloradas para los inversores en renta variable.


La deflación ha sometido a la economía y a la bolsa japonesa durante más de tres décadas. Cada vez que el país nipón parecía estar a punto de salir de la espiral negativa de los precios, las incipientes mejoras se veían desviadas por contratiempos como la crisis financiera mundial, los aumentos prematuros del impuesto sobre el valor añadido y la pandemia del Covid.


Sin embargo, esta vez la magnitud y el alcance de la crisis han cambiado. Esta vez la escala y la durabilidad de la inflación mundial y su efecto de goteo en Japón pueden, cambiar las reglas del juego. El repunte de los precios en la región se produce en un momento en que los esfuerzos por mejorar la gobernanza empresarial y la rentabilidad empiezan a dar sus frutos.


“En nuestra opinión, los cambios demográficos, las tensiones geopolíticas, el cambio en la cadena de suministro mundial y la ausencia de una fuerte presión alcista sobre el yen también se combinan para crear oportunidades atractivas en todos los sectores”, comentan los expertos de AllianceBernstein al respecto.


El comportamiento del mercado refleja un optimismo creciente. El índice general Topix se ha revalorizado un 25,7% en yenes en 2023 hasta el 30 de septiembre, frente a una subida del 12,1% del índice MSCI World en dólares estadounidenses. “Creemos que la inflación está empezando a desencadenar cambios en la economía japonesa que podrían respaldar una recuperación sostenida de las acciones”, añaden.


“Dado que muchas acciones japonesas siguen cotizando con un importante descuento con respecto a sus homólogas mundiales -y que muchas instituciones mundiales siguen infraponderando las acciones japonesas-, podría producirse una importante revalorización de las empresas japonesas”, comenta SoftBank en un reciente análisis sobre las perspectivas bursátiles del país.


El cambio de contexto


La inflación ha estado en el centro del despertar de las bolsas japonesas. El IPC general de Japón fue del 3,3% en julio, tras haber alcanzado un máximo del 4,3% a principios de año. Es una cifra relativamente moderada en comparación con Estados Unidos y Europa, pero vertiginosamente alta para los estándares japoneses.


Para los consumidores del país, la inflación es dolorosa, ya que los aumentos salariales aún no han alcanzado la subida del coste de la vida. La inflación también eleva los costes de adquisición para las empresas y conduce a una política monetaria más restrictiva y a mayores costes de endeudamiento.


No obstante, empujar a la economía japonesa fuera de la zona de confort de precios planos e intereses cero puede ser exactamente la razón por la que se están produciendo cambios profundos.


Las empresas que durante mucho tiempo han sido reacias a subir los precios por miedo a que sus competidores las rebajaran ya no están absorbiendo el aumento de los costes reduciendo sus propios márgenes de beneficio. En su lugar, están repercutiendo precios más altos a los clientes.


Esto empezó con las empresas más expuestas a la importación de materiales, como las papeleras y las siderúrgicas, que contribuyeron a la subida de las cotizaciones bursátiles. Ahora, incluso las industrias de orientación nacional están haciendo lo mismo, provocando que el IPC se ponga al día con la inflación de los precios de producción.


“Es poco probable que los trabajadores sigan contentándose con los minúsculos aumentos salariales que han soportado durante décadas, sobre todo teniendo en cuenta que la población en edad de trabajar está disminuyendo… En algún momento, prevemos que los salarios reales pasen a ser positivos, lo que se traducirá en un mayor poder adquisitivo”, analizan desde AllianceBernstein.


También podría ser poco probable que los consumidores trasladen sus ahorros de los depósitos bancarios, que prácticamente no pagan intereses, a activos de mayor rentabilidad. Según el Banco de Japón (BOJ), a finales de marzo los hogares japoneses poseían unos 2,04 billones de yenes en activos financieros, el 54% de los cuales estaban en depósitos bancarios y sólo el 11% en acciones.


Incluso un pequeño cambio en estos porcentajes puede traducirse en enormes flujos de entrada en el mercado de valores; una importante ampliación del plan de cuentas de ahorro individual de Japón, apodado NISA, en 2024 hace que esto sea una clara posibilidad.


Dado que es probable que la inflación mundial se mantenga relativamente alta durante algún tiempo, es posible que los bancos centrales de muchos países mantengan una postura restrictiva. En este entorno, la renta variable japonesa ofrece una oportunidad única, según la opinión de algunos analistas, en el que los efectos dominó de la inflación pueden reportar beneficios extraordinarios a un amplio grupo de compañías y respaldar una recuperación sostenida para los inversores.


Actualidad Laboral / Con información de La Información