Los dueños de las empresas, los directivos, los gerentes, los jefes de todo nivel dicen algunas frases lindas porque las han leído en los libros, en los artículos, en los diarios, en los preceptos mismos de la firma y porque son políticamente correctas.. Suenan bonito, pero muchas veces son algo más que palabras huecas: son mentiras.

A continuacion, algunos ejemplos publicados por la revista Mercado:

"Los empleados son nuestro bien más valioso"

Esto suena maravilloso, pero lo cierto es que cuando los resultados trimestrales no dan como deberían, lo primero que se recorta son los puestos de trabajo. Y en cada puesto hay un empleado.

"Yo sigo una política de puertas abiertas"

El jefe que trabaja con las puertas abiertas corre el riesgo de soportar una interminable cola de quejas, pedidos, reclamos o problemas que le llevan de vuelta para que los resuelva. Puede que sí las tenga abiertas, pero cada uno que se acerque se llevará un regaño o un trabajo adicional que no pensaba asumir y así, la próxima vez pensará dos veces antes de entrar.

"Con el nuevo plan podrá ganar más dinero"

Es poco probable que la empresa modifique todo su plan de remuneraciones para beneficiar al personal. Los aumentos son poco frecuentes. Lo más probable es que el nuevo sistema sea por resultados, o sea que si los resultados no son buenos, la culpa es tuya y no habrá aumento. En realidad una compleja maniobra para ocultar que de ahora en adelante el salario dependerá de que la empresa cumpla con sus objetivos de venta.

"Nos estamos reorganizando para servir mejor a nuestros clientes"

Nadie se cree, a estas alturas, que una reorganización transforme a la empresa en una máquina generadora de ingresos. Tampoco es para creer que si los clientes no le tienen gran simpatía a la empresa es porque su organización tiene lagunas. Entonces, lo más probable es que el equipo directivo no tenga la menor idea de cómo arreglar los problemas y crea que la reorganización podría servir para disimularlo.

"Recompensamos a quienes asumen riesgos"

Casi por definición, quien asume riesgos suele fracasar. ¿Quién cree probable que un jefe vaya a recompensar a alguien que ha fracasado sabiendo además que ese fracaso le significará una difícil explicación ante la alta dirección? Lo más probable es que los que fracasaron se queden donde están y los que triunfaron se vayan a buscar mejores horizontes.

Actualidad Laboral / Con información de IProfesional