20-04-2016
Cada vez somos más las personas que utilizamos las redes sociales en nuestro día a día, de hecho, se estima que para el 2018 unos 2,44 millones de personas las utilicen diariamente. Un número muy elevado en comparación con las 970.000 que lo hacían en 2010, según datos recogidos por Statista. Este uso cada vez más frecuente está transformando no sólo la manera de comunicarnos, sino nuestra manera de hacer las cosas y, en definitiva, el mundo.

En todos los sectores las redes sociales se han convertido en un componente casi esencial de la estrategia de negocio. Comenzaron a transformar los medios de comunicación y han evolucionado hasta llegar a las empresas y poner en boga el marketing digital o la tendencia a utilizarlas como canal de atención al cliente.

Las redes sociales pueden ser los bancos del futuro. Imagina poder pagar el alquiler del piso o la factura del teléfono a través de tu red social favorita... Pues no es algo tan lejano, los bancos ya están investigando sobre ello, pero mantener la seguridad es el gran reto al que se enfrentan.

Están transformando el mundo sanitario. Desde el servicio de cita previa hasta las comunidades de pacientes aquejados de las mismas enfermedades o las campañas de concientización social, las redes sociales están ya al servicio de la sanidad tanto pública como privada.

Están cambiando la forma de gobernar y hacer política. Han cambiado los hábitos de participación política de los ciudadanos, además de la forma de hacer campaña de los políticos y de la manera de los gobernantes de conectar con los ciudadanos. Ahora mismo, casi cualquier organismo está presente en RRSS e interactúa.

Están ayudando a responder mejor ante los desastres. Como ejemplo de ello, la comprobación de seguridad de Facebook, que la compañía activa en caso de desastre natural, ataque terrorista o cualquier otra catástrofe, ayuda a avisar rápidamente a los contactos de que se está a salvo sin necesidad de colapsar las líneas.

Están ayudando a las personas a unirse para afrontar diferentes luchas. La primavera árabe o el 15M en España son dos claros ejemplos de cómo Internet es capaz de unir a las personas para luchar de forma conjunta o salir a la calle a reclamar sus derechos. Además, las páginas como change.org ayudan a llevar a cabo peticiones conjuntas en las que puede participar gente desde todos los rincones gracias a Internet.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes