24-01-2014

En plena era de las nuevas tecnologías y en un sector como la consultoría de recursos humanos, en el que se impone el uso de estas herramientas, Robert Walters presume con ironía de high technology cuando al recibir una llamada muestra su teléfono móvil, nada que ver con el smartphone que se le presupone a un primer espada de cualquier gran empresa.

En 2015, la empresa que fundó y que preside, cumplirá 30 años. No por eso ha perdido el entusiasmo y el empeño por la selección de profesionales, un ámbito en el que empezó en 1978. Asegura que es capaz de detectar las necesidades de profesionales a partir de la opinión de sus clientes. "No necesito un análisis pormenorizado de un mercado para la apertura de una oficina". Así lo hizo en el año 2000 cuando abrió mercado en Tokio, "ahora una de nuestras delegaciones más rentables y con potencial suficiente para ser la más grande del grupo". Walters se encuentra al frente de un grupo que en 2013 aumentó un 8% su facturación –en 2012 fue de 567 millones de libras, 689,6 millones de euros– y que dispone de un total de 53 oficinas distribuidas en 24 países. En estos momentos este ejecutivo, que se considera más emprendedor que gestor, cree que España es uno de los mercados con más oportunidades de futuro, "nada que ver con el panorama gris de mi última visita hace un par de años".

¿Qué profesionales demanda la economía mundial y en concreto la española para recuperar los niveles de hace cinco años?

El mercado quiere especialización y habilidad en los idiomas. El inglés es la lengua de las nuevas tecnologías y eso es lo que demanda el mercado: expertos en esa área y que sepan comunicarse. El mundo es cada vez más complicado y todos los sectores necesitan personal específico. Por ejemplo, en el área de recursos humanos se requieren abogados, expertos en relaciones laborales, en formación y gestión de talento. Lo mismo sucede en el ámbito legal: en Alemania se demandan abogados especializados en tecnología, patentes y marcas.

¿Dónde están ahora los mejores profesionales?

Hace una década el talento provenía de Asia, sobre todo expertos en tecnología. Sin embargo, el sistema educativo en ese continente no es el adecuado para que sus profesionales puedan hacerse con puestos de mando en el primer mundo. En algunos casos carecen de idiomas y de determinadas distinciones que hacen que su productividad no alcance los niveles que se manejan en Europa. Por otra parte, a veces son incapaces de crear y de innovar, se dedican a copiar. Esa fábrica de talento tiene una limitación y no sustituye a la del mundo occidental.

¿Son estos profesionales más competitivos?

No se puede hablar de un candidato europeo al uso. La calidad de los profesionales difiere si proceden de España, Italia o Alemania. No existe un perfil homogéneo.

¿Qué ventajas tienen los españoles frente a sus rivales europeos?

Si poseen conocimientos de idiomas son más competitivos, pero en ese aspecto aún falta un punto. Lo que sí existe es cierta ventaja por otros condicionantes, que no necesariamente está relacionada con los costes salariales.

¿Qué imagen tiene de España?

Desde fuera las perspectivas son muy positivas. Hace medio año que mis asesores me han recomendado invertir en el país. Cuando en los medios de comunicación especializados ves que el bono a diez años es más competitivo que en Italia, eso atrae una inversión que sólo puede redundar en la mejora de la economía española y sus necesidades de empleo.

¿Somos más atractivos por nuestro talento o por las condiciones laborales?

La reforma laboral es la gran historia de éxito de España y tiene un peso muy importante en nuestras decisiones.

¿Prevé un aumento de la movilidad de profesionales en busca de la mejor opción?

Creo que la movilidad en Europa está restringida por los idiomas y por una cuestión cultural, pero existen otras razones por las que los profesionales emigran. Por ejemplo, los franceses y españoles expertos en banca se trasladan a la City. Los primero por una cuestión fiscal y, entre los segundos, los que tenían idiomas lo hacían porque no tenían opciones en su país. Sin embargo, creo que a partir de ahora vamos a ver a muchos españoles volviendo a casa.

¿A qué oportunidades laborales se enfrentan?

Serán más empleables, tanto por su conocimiento del idioma como por su experiencia profesional. En un momento en que las empresas españolas están apostando por la internacionalización, ¿qué oportunidades tienen de quedarse en España? Muchas. Las multinacionales españolas necesitan reforzar sus head office para impulsar sus inversiones en el exterior. Por tanto, necesitan perfiles más preparados.

¿Qué otros sectores tirarán del empleo en España? ¿Y en Europa?

En general, la tecnología será el gran demandante en todos los países. Y supongo que en el ámbito de recursos humanos se requerirán profesionales que saquen partido a las redes sociales y a la gestión para mantener el talento. También todo lo relacionado con la externalización de funciones para ganar eficiencia en la gestión.

¿Cree que este interés está relacionado con un descenso de motivación entre los profesionales?

Hay dos factores importantes. El primero está relacionado con una tendencia general: la gestión de personas está cambiando y cada vez son más las funciones que se están externalizando. Por otra parte, preveo una guerra por el talento de forma específica en determinados sectores. Por ejemplo, la banca está empezando de nuevo, en los últimos cinco años no ha incorporado nuevos profesionales y tampoco proliferan los candidatos que necesita. Esto ya está sucediendo en Reino Unido y es una buena foto de lo que puede suceder en otros ámbitos. También aprecio una preocupación por todo lo que tiene que ver con la responsabilidad social corporativa, hace un lustro se trataba de algo marginal. Nosotros estamos trabajando en ello y los empleados le dan una importancia tremenda.

¿Prevé una vuelta a los valores para fidelizar al empleado?

Las compañías siempre han estado preocupadas por desarrollar su talento interno. Ahora existen muchos profesionales infelices que no dejan su trabajo por que tienen miedo al cambio, pero las empresas son conscientes de que a medio plazo puede haber movimiento y algunas ya están trabajando para poner remedio a una más que previsible fuga de talento no deseada. Ha comentado en varias ocasiones que se considera más emprendedor que gestor.

Ante este panorama, ¿se volcará más en la gestión interna de su empresa?

Mi trabajo no está en el día a día del grupo, puedo interferir, pero no es mi trabajo. Mi pasión son los negocios, por eso tengo un chief operation officer que se encarga de llevar los asuntos en las distintas áreas geográficas en las que operamos. Pienso en la compañía como una gran pirámide en la que cada cual se ocupa de la gestión diaria. Soy el encargado de flotar por encima para ver más allá y, llegado el momento, apartar el árbol que impide ver el bosque. Mi función es innovar y poner en marcha nuevas iniciativas. Innovar, creary delegar es la clave para crecer Robert Walters es licenciado en Economía y Políticas. Inició su andadura en el mundo de los recursos humanos en Michael Page –ahora Page Group–, antes de crear en 1985 la compañía que lleva su nombre y preside. Confiesa que como emprendedor y empresario siempre está muy pendiente de la evolución de sus competidores y asegura que, en la actualidad, "tenemos una inmejorable posición para destacar dentro de los grandes grupos mundiales que copan este negocio". Su receta está basada en innovar y en practicar un sano ejercicio de delegación. En estos momentos, señala que "la combinación entre su división de RPO–Recruitment Process Outsourcing– y la de reclutamiento, tal y como la conocemos hasta ahora, nos aporta cierta flexibilidad para asumir los cambios de cultura de captación de profesionales que se demanda en el mundo".

Con información de Expansión.com

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