11-04-2024

El Banco Mundial señala que América Latina y el Caribe "ha llegado a una coyuntura crítica" y prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) regional se expandirá un 1,6 % en 2024 y espera un crecimiento del PIB de 2,7 % y 2,6 % para 2025 y 2026.


En un nuevo informe, “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?” el Banco Mundial indica que, si bien en las últimas décadas ha logrado avances significativos en la estabilización económica, el crecimiento se ha estancado, lo que socava el progreso.


Ante ello, se necesitan medidas urgentes para revertir el rumbo y destaca áreas potenciales de acción, enfatizando de qué manera aprovechar las políticas e instituciones de competencia es clave para cualquier estrategia con impacto.


"Muchos hogares se encuentran bajo presión debido a que las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no se han recuperado a los niveles de prepandemia", señala el reporte.


En cuanto a los países de la región centroamericana, el Banco mundial proyecta que el crecimiento económico estará liderado por Costa Rica con 3,9 % este año y 3,7 % en 2025.


Nicaragua registraría un crecimiento del 3,7 % y 3,5 %; el PIB de Honduras crecería en 2024 y 2025 un 3,4 % y 3,3 %, respectivamente.


El PIB de Guatemala crecería un 3 % y 3,5 %; para Panamá se espera 2,5 % y 3,5 %; y El Salvador 2,5 % para ambos años, según el Banco Mundial.


El bajo nivel de crecimiento, de manera sostenida, no es sólo una estadística económica sino una barrera para el desarrollo. Se traduce en servicios públicos reducidos, menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y mayor pobreza y desigualdad.


"Cuando las economías se estancan, el potencial de su gente se ve limitado. Debemos actuar con decisión para ayudar a América Latina y el Caribe a romper con este ciclo", dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.


Los factores detrás de estas cifras incluyen bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados déficits fiscales, la caída de los precios de las materias primas y la incertidumbre en las perspectivas de socios importantes como Estados Unidos, China, Europa y otros países del G7. Un escenario global adverso, marcado por tensiones geopolíticas, interrupciones en el transporte a través del Canal de Suez y el fenómeno de El Niño, podría perjudicar aún más las perspectivas regionales.


El buen manejo de la inflación ha sido un punto positivo en la región, reflejo de décadas de reformas macroeconómicas sólidas. La inflación regional, excluyendo Argentina y Venezuela, se sitúa en el 3,5 %, frente al 5,7 % en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.


En la mayoría de los países, las expectativas inflacionarias siguen ancladas y se espera que los bancos centrales alcancen sus objetivos en 2024. Para capitalizar este progreso y reavivar las economías, la región debe abordar desafíos de larga data. Las reformas en infraestructura, educación y comercio son fundamentales para mejorar la productividad y la integración al mundo.


“A medida retrocede el impacto de la pandemia, las tasas de crecimiento de la región vuelven a los niveles de la década de 2010. Esto muestra que la región no ha abordado los problemas persistentes que bloquean su potencial, incluidos los bajos niveles de educación, infraestructura deficiente y altos costos de inversión, que también alimentan el descontento social”, dijo William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.


Actualidad Laboral / Con información de Revista EyN