Presentación 27 mayo

Perspectivas económicas del año 2015

I
Me voy a permitir enfocar el tema con base a la experiencia personal, vivida en desempeño de cargos oficiales en circunstancias que nos vimos obligados a aplicar medidas de corrección ante la presencia de desequilibrios macro económicos, situación que se ha repetido en nuestro desempeño económico en las últimas décadas.
Los desencadenantes de la crisis son el resultado de problemas acumulados, no corregidos a tiempo, entre ellos la sobrevaluación del signo monetario, que resto competitividad a la producción nacional y le impidió adaptarse a los cambios en el mundo global, el costo de la mano de obra, y las rigideces del mercado laboral, el marco legal y la alta dependencia del ingreso fiscal y la generación de divisas al precio de los hidrocarburos.
A lo anterior se añade el giro en la política económica observado a partir de la llegada al poder del Gobierno Bolivariano, dónde la política gira alrededor de una mayor intervención del Estado en la vida nacional, una nueva Constitución que da pié a medidas concretas destinadas a mejorar la distribución de la riqueza y a reducir la pobreza.
El Estado se agranda, se convierte en un gran empleador, se reduce sensiblemente el papel del sector privado, el marco legal limita la participación de los agentes privados en el proceso productivo y las medidas para corregir se basan en el control mediante la creación de una institucionalidad basada en la aplicación de normas y regulaciones que impiden el normal desempeño de la actividad productiva.
Dada la enorme dependencia de la renta petrolera, las dificultades asociadas a la escasez de bienes y servicios, se resuelven parcialmente mediante el incremento de las importaciones, tratando de mantener la evolución de los precios bajo control.
Estrategia que hace aguas al descender el precio del petróleo y el Estado se encuentra ante una menor disponibilidad en el ingreso, lo que obliga a incrementar el endeudamiento interno y al incremento del circulante, lo que a su vez presiona sobre los precios.
El deterioro acelerado de la situación presiona por la aplicación, tal como ha ocurrido en otras oportunidades de un programa de ajuste, destinado a corregir la situación.
Para ello se requiere lograr a nivel del Ejecutivo el consenso necesario para aplicar un programa que debe cubrir:
Reducir el déficit fiscal producto de la disminución de los ingresos provenientes de la actividad petrolera, lo que obliga a revisar las fuentes, estimar la evolución de los precios, régimen tributario, ISRL, IVA e impuestos a ciertas actividades, tales como el Debito Bancario en su momento y muy en especial replantear los gastos, buscar ahorro y reexaminar la capacidad disponible en cuanto el endeudamiento interno y externo para satisfacer el cumplimiento de obligaciones, entre ellas el endeudamiento. Este esfuerzo debe estar dirigido a reducir el déficit en un período de tiempo determinado.
Revisar la situación de las cuentas externas, en especial la evolución de la cuenta corriente y de capital, puesto que al disminuir el ingreso de divisas por la caída de los precios y el deterioro del aparato productivo, incapaz de intervenir en los mercados externos no agrega sino que a su vez requiere de divisas para importar insumos, partes y equipos. Influye también en dicha cuenta las obligaciones por cancelar, en especial intereses y capital para el pago de deudas y compromisos adquiridos, en el caso del sector privado los pendientes derivados de compromisos en divisas que no han sido honrados, por dificultad en la obtención de las divisas, reconocidas a un valor determinado.
Dado que el país vive desde hace años bajo un complicado sistema cambiario, controles asumidos para evitar la fuga de capitales por una parte y por la otra para influir en los precios manteniendo una tasa baja para la importación de bienes esenciales, entre ellos alimentos y medicina, pero que al final desemboca en serios problemas de corrupción y de enriquecimiento ilícito.
La adopción de un sistema de control que favorece cambios múltiples, no ha facilitado su evolución a un esquema más simple, que favorezca una mayor racionalidad en su administración, facilite su ajuste y la obtención mediante la devaluación de bolívares que faciliten de forma ordenada caja a la tesorería nacional.
A fin de ordenar el esquema de gastos e ingresos es fundamental la revisión del Presupuesto Nacional, a los nuevos parámetros, ordenando y priorizando el gasto y racionalizando los ingresos, en especial hay que prestar atención al endeudamiento, hay que pensar en su revisión, maximizar el endeudamiento multilateral, revisar los compromisos comerciales y deudas asociadas a compromisos bilaterales, tratando de establecer esquemas de repago que favorezcan la reasignación de recursos al gasto interno.
La experiencia indica que para todo lo anterior se requiere de la formulación de un programa de ajuste, que una vez acordado en sus lineamiento generales internamente, se discuta con los organismos multilaterales, los cuales mediante préstamos y otras formas de cooperación pueden cooperar en la ejecución de la propuesta, en especial en aminorar el impacto en la economía real, mediante la disposición de recursos adicionales capaces de resolver problemas temporales de escasez de divisas, recursos extras para el financiamiento de programas sociales y muy importantes discutir la posibilidad de cooperar mediante asistencia técnica a fortalecer a las instituciones y mejorar el rendimiento y eficiencia del gasto.
Finalmente para todo lo anterior se requiere reconocer públicamente el problema, explicar la forma de atajarlo, para lo cual se requiere comunicar a nivel nacional e internacional en qué consiste y demostrar su viabilidad, sin confianza no se genera inversión y apoyo para su aplicación exitosa.
Por lo tanto en nuestro caso sortear las dificultades presente en nuestra economía, con alta inflación, desconfianza generalizada, que se traslada al mercado cambiario y a los serios problemas de escasez y desabastecimiento, requiere de cambios en la política asumida, la cual cual exige una visión pragmática alejada de los principios rígidos de las economías socialistas del siglo pasado y abrirse a una economía mixta dónde el mercado juega y el estado regula y protege para la creación de la riqueza y su mejor distribución.